viernes, 7 de marzo de 2014

Capítulo 12~

Buaaano~ Después de tomarme éste tiempo de no hacer nada, como sé que todavía hay algunas chicas que quieren seguir leyendo, terminaré de subirlo todo, pero dadme tiempo por favor. xD En serio, no sé cómo pude escribir esto (trauma).



Castiel y yo estábamos en el salón haciendo el trabajo a regañadientes, solo hablábamos si era necesario, intenté concentrarme solo en el trabajo que teníamos que hacer, pero me era imposible con Castiel mirándome todo el tiempo. Al cabo de una hora, sin poder aguantar más sus miradas dije que me iba a por una libreta a mí cuarto.
Subí las escaleras y entre a mi cuarto, me desplomé en mi cama, entonces oí un ruido y vi al pelirrojo apoyándose en el marco de la puerta. Me incorporé en la cama y le dije:
- ¿Qué pasa?
- Cami yo… tenemos que hablar sobre lo que te dije… - dijo acercándose.
- Lo de… - dije pero él me corto
- Lo de la enfermería. - le hice un gesto con la mano para que se sentara conmigo y tragué saliva.
- Dime - le dije con algo de temor a lo que podía oír.
- Lo que te dije ese día... no fue mentira, ni ninguna broma.
- No, no lo creo, ayer hiciste como si no hubiera pasado nada y hoy me vienes con esto… ¡lo dices por pena!
- ¿¡Cómo puedes ser tan testaruda!? ¡Después de estar enamorado de ti tantos años y no me crees! ¡¿Te amo, es qué no lo entiendes?!
- ¡Entonces demuéstramelo, demuéstrame que me quieres de verdad! - ya estábamos los dos irritados y gritando.
- Tú lo has querido.
Castiel me empujó en la cama de modo que él quedó encima mío cogiéndome las muñecas y me beso, primero fue un beso suave y dulce, nunca creí que el pudiera dar besos así, el beso no tardo en volverse más apasionado.
El ambiente se puso más salvaje y el pelirrojo fue soltándome las muñecas para quitarme la camiseta y dejarme en sujetador. Me siguió besando hasta que en un momento dado empezó a besarme la mejilla y después fue bajando a mi cuello. No pude evitar soltar un gemido, estaba en las nubes, sentí que Castiel sonrió al oírme. Dejándome llevar hice un movimiento raro que dejo a Castiel debajo de mí y le quite la camiseta.
- ¿Cómo  has hecho eso? - preguntó él con una sonrisa que creo que podría derretir una pared de ladrillos.
Yo le iba a contestar pero él me beso y no tuve más remedio que callar. Su parte de arriba era perfecta sus pectorales eran… eran… de ensueño, sus brazos enormes y tenía una tableta que a cualquiera se le podría caer la baba. Pronto las manos de Castiel encontraron el broche de mi sujetador, pero no conseguía desabrocharlo.
En ese momento oí el ruido de la puerta de abajo abrirse para después cerrarse y oír gritar a mi hermana mi nombre, ninguno de los dos se movió del sitio y seguimos con lo nuestro.
Los pasos de Sanae subiendo las escaleras me despertaron del trance en el que estaba y a Castiel también, cogimos nuestra ropa alarmados lo más rápido que pudimos, me puse mi camiseta y me arregle ya que había quedado medio despeinada al hacer… bueno eso.
Cogí unos libros que tenía por ahí tirados y me los puse a modo que pareciera que estaba estudiando y le di uno a Castiel.
Estaba muy agitada, no sabía si Sanae se daría cuenta.
La puerta se abrió de repente y Sanae nos miró.
- ¡Ah! ¿Sigue este aquí? - dijo ella.
- ¿Es que no me ves o qué? - dijo Castiel fastidiado.
- Hermanita, no sé cómo lo aguantas - me dijo mi hermana, en ese momento se me quedo mirando, ¡Oh mierda, su radar de perversiones nos ha pillado!
- Cami… -me dijo.
- ¿Qué? - le respondí lo más normal que pude.
-Tienes el pelo horrible arréglatelo más o no ligaras en tu vida - y después de decir eso se fue dando un estruendoso portazo.
Solté un suspiro enorme y Castiel soltó una carcajada.
- Bien, ¿seguimos con lo que estábamos haciendo? - me dijo como un pervertido.
- No pongas esa cara, ¡pareces un acosador! - le dije tirándole una almohada a la cabeza.
- Ya verás lo que te hace el acosador- y se tiró de nuevo encima de mí.
- Castiel que esta mi hermana en la habitación de al lado.
- Suficiente la demostración - me dijo al oído.
Me puse roja y él se separó de mí y rio.
- No tiene gracia - me quejé aún con la cara como un tomate.
- Entonces… ¿me quieres? - dijo el sonrojándose.
- Pues claro que sí, ¿en qué pensabas cuando nos besábamos?, pedazo de tonto.
- Eh, pues-
- No hace falta que contestes a eso…
- Mejor.
- Sobre lo que dijiste antes… ¿Desde hace cuánto que estás enamorado de mí?
- ¡No me hagas decir más cursilerías!
- Jooo, solo dime.
- No, ¿o es que quieres que te torture?
- Depende de cómo me tortures - ¡¿Yo he dicho eso?! Me enrojecí un poco más.
- ¿Me estas proponiendo algo? - dijo él sonriendo maliciosamente.
- ¿¡Ves lo que me haces decir!? ¡Yo a ti te hago decir cursilerías pero tú a mí me haces decir cochinadas!
Castiel no paro de reírse durante unos minutos y cuando decidió que ya era hora de parar le dije:
- Que te parece si dejamos lo que queda de trabajo para mañana y vemos una película, como cuando éramos niños – sonreí.
- Vale pero tienes que hacer palomitas saladas.
- ¡Dulces!
- ¡Saladas!
- ¡Dulces! - y me puse a hacer pucheros como un bebe.
- Está bien, dulces - dijo rodando los ojos.
- Nyaaa, te quierooo ~ – a lo que le abracé.
- Solo me quieres porque te consiento - dijo en tono dramático.
- No sabes actuar.
Fuimos al salón y seguimos haciendo el tonto, pusimos a hacer palomitas, cuando se terminaron de hacer, las puse en un pote y las lleve al sofá donde Castiel se había sentado a su manera, yo me puse a su lado con las piernas apoyadas en las suyas, desde pequeños que nos sentábamos raro al ver la tele. Al principio a Castiel le molestaba que me pusiera así, pero al ver que no podía llevarme la contraria ( JÁ!) acabe sentándome como quise.
- Por cierto, ¿qué vamos a ver?
- Eh… ¿Alguna de Pesadilla en Elm Street?
- Te siguen gustando las películas viejas, ¿eh?
- Sí ~, son mis favoritas y más si salen muertes como esas.
- Estás loca, pero vale, a mí también me gustan esas películas.
- ¿Vais a ver una película? - preguntó Sanae entrando al salón.
- Sí, ¿no podemos? - dije inocentemente.
- Claro que sí mi cosita mona, pero me quedare por aquí por si el pelirrojo de bote este te intenta hacer algo. - dijo mi hermana achuchándome.
Castiel le puso una mirada asesina y Sanae le saco la lengua abrazándome más fuerte como diciendo ‘’Es mía y de nadie más’’.
Después de todas estas peleítas tontas pusimos al fin la película, Castiel y yo nos reíamos con las muertes de los personajes mientras que mi hermana estaba medio muriéndose del asco.
En mitad de la película mi hermana no aguantó más y se fue a vomitar al baño, Castiel estuvo descojonándose una media hora por la cara de Sanae.
Total, no acabamos de ver la película y nos pusimos a hacer tonterías, en un momento dado Castiel empezó a hacerme cosquillas y casi nos besamos pero justo en ese momento Sanae volvía al salón, nos separamos muy rápido y mi hermana pareció no enterarse de nada ya que aún tenía nauseas. Pasamos un rato más charlando y como ya era bastante tarde Castiel se iría a su casa pero mi mente parecía no querer que se marchara porque cada vez que se giraba para andar le cogía del brazo instintivamente.
- Cami mañana nos veremos, suéltame ya, por sexta vez. - decía Castiel cansado.
- ¡Nyaa, es que no quiero que te vayas!
- ¿Quieres que duerma contigo? - puso su voz seductora.
- Mejor no - tenia pavor a que si hacíamos algo por la noche Sanae nos encontrara en pleno acto.
- ¡Entonces déjame marchar!
- Vale, pero mañana ven temprano - dije soltándole el brazo por fin.
- Está bien - miro a ver si mi hermana estaba por ahí y me dio un beso corto en los labios.
Nos despedimos por última vez y cerré la puerta. Al girarme me encontré con Sanae.
- ¿Qué hacíais cuando llegue a casa? - me dijo, ¡AH! Mierda, ¿¡qué le digo!?
- Pues el trabajo de ciencias, ¿qué te pensabas? - dije intentando disimular mi nerviosismo.
- Mmm… - no estaba muy convencida de mi respuesta así que le cambie de tema.
- ¿Y qué pasó con tu cita exactamente?
- ¡Ah! El tío era muy majo y también estaba muy bueno,  pero se pasó tooodo el rato hablando de sí mismo, me canse de él y me fui. - era muy fácil cambiarle de tema a mi hermana, si le contaba lo que había hecho con Castiel y que íbamos a salir juntos se pondría el modo posesivo y no me dejaría salir de casa y creo que tampoco me dejaría ni abrir una ventana, con tal de que no se me acerquen lo que sea.
- Ya encontraras a alguien mejor - le dije animándola - Tengo hambre hermanita.
- Ya te hago comida mi cosita mona - me dijo con otro achuchón antes de irse trotando felizmente.
Situación controlada ya veremos cómo reacciona la gente ante esta noticia.