miércoles, 17 de julio de 2013

Capitulo 52~

[Narra Dylan]

-Debiste ver como estaba, ¡le temblaban hasta las piernas! -dije carcajeándome.- Todo va como esperaba, me alegro de que siga siendo tan inocente y crédula. Son cosas que siempre he amado de ella.

-Dylan, quiero dejar esto... -dijo mi cómplice cabizbaja.

-Oh no, querida Amber, ¿es que Castiel no te está haciendo el caso que le ordené? -dije poniendo mis dedos bajo su mentón obligándola a mirarme.- Tendré que tomar más medidas contra él...

-¡No, no! Castiel está bien, es solo que... no me parece bien lo que estamos haciendo.

-¿Y es que te parecía bien cuando acudiste a mí en busca de ayuda?

-Bueno, yo...

-Aunque me digas que no puedes más con esto, tendrás que seguir hasta el final. No solo se trata de lo que tú quieres, rubia. También está lo que yo deseo. Tú me pediste ayuda, te la he dado, he cumplido. Ahora tu haz tu parte. Hasta el final, o tu hermano podría pasarlo muy mal...

-¿Mi hermano? ¡No metas a Nathaniel en esto! O...

-¿O qué? -me aparté de ella bruscamente. Parecía estar a punto de llorar. Maldita cría. Pero todo esto valdría la pena si Cami volvía a ser mía como antes.

Me relamí los labios y sonreí abiertamente. Iba a ser toda mía esta vez.

[Narra Cami]

Hoy salía en otra cita con Dylan. Bueno, una cita de amigos obviamente, aunque falsa para mí. Dylan parecía creerse que de verdad volvíamos a ser amigos, de eso no tenía ninguna duda ya. Y esperaba que todo siguiera así hasta el final.

-Cami, mira esto, ¿este no era el disco que te faltaba de Guns 'N' Roses? -dijo Dylan a unos pasos de mí en la tienda con un CD en la mano. Si, estábamos en la tienda de música. Yo decidí el destino, obviamente. Antes de que se convirtiera en un cerdo, nos pasábamos horas y horas entre tienda y tienda en búsqueda de los grupos de rock que poca gente conocía, y que casi siempre resultaban ser de los mejores. Pero eso se quedó en el pasado.

-¿¡Chinese Democracy!? -pregunté emocionada- ¡Me sigue faltando! ¡Dámelo, dámelo! -dije corriendo hacia él para pillar el disco.

-Nanai -dijo negando con la cabeza y alzando el disco a una altura demasiado alta para mi desgracia.- ¿Cómo se pide? -sonrió seductoramente. Yo me crucé de brazos e inflé mis mejillas.

-Esto es una injusticia... -murmuré. El volvió a negar con la cabeza- P-por favor -dije sonrojándome.

-Así está bien -me dio el disco y mientras los admiraba entre mis manos me revolvió el pelo.

Era exactamente lo mismo que hacíamos tiempo atrás, un deja vu. ¿Es que acaso quería recrearlo todo? Espero que no llegue hasta ese momento. Maldito cerdo.

-Gata, ¿te pasa algo? -preguntó observándome.

-¿Eh? No, ¿por qué lo dices?

-Es que estabas mirando al disco de mala manera, ¿está roto o algo?

-¡Nya! ¡Esta perfecto! No te preocupes -dije sonriendo. Tengo que dejar de pensar en lo cerdo que fue mientras estoy con él, o sino pondré malas caras a cada rato y eso no sería bueno.

Seguimos bastante rato en la tienda escuchando mas música nueva, haciendo un poco el idiota y provocando sin querer(queriendo) al propietario, que tiempo después, nos echó por "adolescentes insolentes". Me hubiera gustado haber hecho todo esto con Castiel... él hubiera mandado a callar al propietario o quizás me habría ensenado, de esa lista de interminables grupos de rock que conoce, alguna discografía buena. Pero claro, estaba haciendo esto por él, así que tendría que aguantarme. Aguantarme además esas ganas terribles que tengo de hacerle cosas malas a Castiel... como dibujarle una flor en la cara mientras duerme. [Nota de la autora: mal pensados, se que habéis mal pensado]

Caminamos sin rumbo por el centro de la ciudad, donde de reojo vi como Rin, Sui y Eli iban de "incógnito" vigilando todos nuestros movimientos. Acordamos que vendrían a supervisar que Dylan no se pasaba de la raya conmigo y así ellas se quedaban más tranquilas. Aunque sé que es porque no se fían de mi.

-La cara del propietario fue bastante épica. -me burlé por lo que habíamos hecho. Metí las manos en los bolsillos de mi chaqueta mientras seguíamos andando, sentí que los dedos se me iban a caer del frio. Aunque adoraba el invierno, si no podía meterle las manos frías a Castiel en la espalda, no era divertido.

-Camila Shinzo, es usted una mujer muy malvada. -dijo él, riendo.

-¡Tú lo empezaste desafiándome!

-Tienes razón. La próxima vez intentaré que la culpa solo recaiga en ti. -dijo actuando como un villano.

-¡Jamás lo conseguirás! Nyajaja -dije siguiéndole el juego.

-Sé lo que me ocultas -dijo de repente poniéndose serio.

-¿E-eh? -deje las tonterías y me puse un poco nerviosa- ¿El qué?

-¿Enserio pensabas que no lo sabía?

-D-Dylan... -mi mirada en la nueva posición de las chicas. No estaban muy lejos escondidas cerca de un árbol, por si acaso.

-Tu punto débil, tu kriptonita... el chocolate -dijo burlándose de mí. Sacó una chocolatina de un bolsillo y me la enseñó. -Recordé que cada vez que quería que hicieras alguna locura conmigo me pedias una a cambio. Quizás pueda convencerte para hacer más maldades.

De pronto, no aguanté la risa, y me eché a reír a carcajadas de lo idiota que había sido al asustarme por un momento. Y además, esos recuerdos... que vieja me sentía. Ya no hacia lo mismo que antes, antes me tiraba a abrazar mucho más a la gente, molestaba a más no poder, era directa, segura, incluso más enérgica, pero la mayoría de esas cosas se me fueron pasando a medida que pasaba el tiempo.

-Me alegro, de poder hablar contigo así de nuevo -dije al parar de reír.

-Yo también, lo echaba de menos.

-Ven al concierto. -dije repentinamente.

-¿Al concierto? -ladeó la cabeza confundido.

-Puede que lo sepas, puede que no. En el instituto estamos preparando un concierto, las Metal Goddess, claro. Me gustaría que fueras a verme... a vernos.

-Yo iría pero... ¿Estarán tus amigos de acuerdo? -esta era una parte importante de la misión, si fastidiaba este momento, lo fastidiaba todo. Si no se creía lo que le decía, no iría al concierto y teniendo en cuenta que todo se basa en que vaya...

-A algunos sigue sin parecerles bien, pero supongo que es normal. No te conocen tanto como yo. Pero confían en mí, así que no se pueden oponer.

Dylan mostró una sonrisa de satisfacción.

-Entonces iré.

Este chico es como un libro abierto. Menos mal que no soy tan tonta, a veces...

La cita prosiguió hasta que llegó la hora en la que había quedado con las chicas para ensayar, que el plan no era lo único que importaba, había que dar un buen espectáculo.

-Por Doraemon, ¿entonces todo ha salido bien? -dijo Nicol dando saltos por toda la clase.

-Sí, tranquila, Cami sabe lo que hace -dije quitándome mi enorme bufanda.

-Y tranquilas que lo hemos supervisado todo -dijo Eli junto a Rin y Sui.

-Menos mal -dijo Lenny soltando un suspiro.

-Bien, entonces empecemos a ensayar, tengo una canción nuevecita -dije sonriendo mientras sacudía mi libreta delante de sus caras atónitas. -Si, Cami ha escrito una canción, ¿alguna objeción?

-Ninguna, veámosla -dijo Sui. Hoy solo íbamos a ser en el ensayo Eli, Lenny, Sui, Nicol, Rin y yo, puesto que Hikari con su violín no podía hacer mucho, le dimos el día libre y Tor, al ser la batería sustituta solo se pasaba de vez en cuando para practicar juntas, generalmente practicaba en casa. Por las demás, venían de vez en cuando a espiar.

Nos pasamos un buen rato intentando ponerle melodía a la canción que había escrito, que al parecer, a las chicas les había gustado. Luego decidimos que sería mejor dejarlo para más tarde y practicar las que ya sabemos.

-¡Oh Dios mío, las Metal Goddess en directo! -se escucho gritar a una voz que venía del pasillo cuando paramos para descansar.

Todas nos miramos sorprendidas y Eli fue a abrir la puerta para comprobar si había alguien. Nosotras la seguimos por detrás.

-Kyun~ Ya me han pillado -dijo una chica que me resultaba muy familiar.

-¿Eh? ¿Que haces tú aquí? -dijo Nicol observándola inquisitivamente.

-Daba un paseíto por el instituto -dijo la chica sonriendo nerviosamente.

-Pero si es domingo -dijo Rin mirándola de mala manera.

-Te llamas Lola, ¿verdad? -le dijo Lenny. ¿Lola? Esto...

-¡YA SÉ! -grité asustando a todas.- ¿Tú eres nuestra fan número uno, nya?

-¡Si, pensé que no os acordaríais de mi! -dijo ella.

-Cami es que es muy olvidadiza, al menos nosotras te recordamos. -dijo Nicol.

-¡No me dejéis como una malvada! Yo adoro y quiero mucho a mis fans -dije todo lo honesta que pude.

-Claro, cuando te acuerdas. -se burló Lenny.

-Esperaba que pudierais firmarme un autógrafo... -dijo Lola mostrando un cuaderno en blanco.

-Yo quiero firmar -dijo Eli ilusionada.

-Por mí no hay ningún problema, ¿pero como sabias que estábamos aquí, ahora? -dijo Rin pareciéndose a un policía interrogando a un malhechor.

-Bueno... una fan numero uno tiene sus contactos... -dijo ella sonrojándose. Malditos espías, están por todas partes. Me da que quieren probar mi motosierra.

-¡Nya, pues yo también quiero firmar!

Y así acabamos todas firmando nuestro primer autógrafo. Un momento para recordar toda la eternidad.

Después de seguir ensayando con nuestra fan numero uno observando, llegue a casa y tiré todo por el suelo... Chaqueta, bufanda, bolso y a mí misma. Estaba cansadísima, me dio un no-se-qué por saltar y hacer movimientos raros mientras cantaba, incluso luego probé a deslizarme, por si algún día lo hacía en un escenario grande, total, que esa noche dormiría como un bebé.

-¡Cami, qué suerte que ya estás en casa! ¡Tienes que hacer de modelo de tazas de váter! -gritó Sanae viniendo hacia mí con algo redondo en la mano. Como estaba boca abajo no sé si vi bien... espera, ¿modelo de tazas de váter?

-¡¿SANAE QU..?!

Antes de que pudiera darme cuenta me había levantado y llevaba una taza de váter en el cuello, a modo de collar.

-La he comprado nueva y tenía que probar como se veía en algún sitio, ¿que mejor que el cuello de una dama? -dio un pequeño saltito y aplaudió.

-¿M-me estas jodiendo?

-Hermanita, no te pongas así, ¡estoy segura de que los collares de váter se pondrán de moda!

-¡Eres una mala hermana! -inflé las mejillas y me quité la taza del cuello.- ¡Y ve a ponerla de una vez! -se la di y empecé a caminar hacia el salón.

-¡Pero es que no sé cómo ponerla! -gritó ella.

Ignoré a Sanae y me fui quitando las botas de camino a mi cuarto, ya recogería después. Salté sobre mi cama y me quedé con la cara en la almohada.  Al menos no me ha interrogado sobre lo que he estado haciendo... Sanae malvada...

Aunque en el fondo es buena hermana. Creo.

~[Varias semanas después]~

El día por fin había llegado, el concierto. Me había pasado día si día no yendo de acá para allá en el instituto, mintiendo a Dylan, ensayando y por supuesto, con el plan entre manos. Hoy por fin todo iba a acabar. Y Leigh nos había improvisado un vestuario en su tienda, en la parte de atrás, para que nos pusiéramos la ropa que el había preparado para la ocasión. Que obviamente, ere lo mejor de lo mejor. Mientras que las demás ya estaban listas, Rin y yo seguíamos a lo nuestro en el vestuario.

-Dylan se lo tragó todo -dije orgullosa y me cerré la última cremallera de la ropa- Al menos eso espero.

-Pero Cami... ¿Sientes algo por él ahora? -preguntó Rin indecisa.

-¿¡Qué!? ¿Me lo dices en serio? ¡Ese tío intentó violarme! ¡Nadie toca las sexys caderas de Cami sin su consentimiento! -sentí mis mejillas calentarse del enfado que me estaba causando.

-Vale, no te exaltes -dijo poniéndose gruñona- Es solo que con el parecías más a gusto este último tiempo...

-Me he obligado a estar con él así, le he hecho repetir a mi cuerpo movimientos que hacia cuando estaba con él, por así decirlo. Aunque tengo temblores, ¿te crees que no me da miedo estar a solas con él? Por lo menos ya no tiemblo tanto como al principio, es por culpa de mi memoria, que cada vez que estoy con él revivo una y otra vez las cosas malas que me hizo. Había veces que ni siquiera sabía si podía seguir hablando con normalidad, pero seguía. Para que Castiel vuelva había que hacerlo. Al menos hoy termina todo -cogí el cepillo y empecé a peinarme como pude, con tanto pelo... ¡podemos hacer tres pelucas! Mejor no, mi adorado pelo...

-Entonces te estás forzando demasiado -dijo ella colocándose los últimos accesorios.

-No es demasiado si es por Castiel.

La puerta del vestidor se abrió de repente sobresaltándonos un poco.

-¡Chicas! Queda media hora para empezar, tendríamos que irnos ahora -dijo Lenny apareciendo.

-¡Nyaa! Ya vamos -Lenny asintió y se marchó con las demás, que ya montaban un escándalo fuera de la habitación improvisada.

-No te preocupes, todo saldrá redondo. -le dije a Rin.

miércoles, 10 de julio de 2013

Capitulo 9~




Me dirigí hacia el aula de música 2 donde a partir de ahora sería como la base secreta del grupo de música, que ahora que lo pienso… habría que pensar un nombre después de saber quiénes van a formar el grupo. Antes de llegar al aula veo pasar a Sui a toda prisa y cuando me ve se acerca y me dice:
-Cami, espérame, voy a por mi guitarra y enseguida vuelvo -y de ahí se fue, sí que tenía energía, se ve que todo el instituto se enloqueció. No paraba de ver gente atolondrada hablando sobre el casting, ahora me creía lo de que no había pasado nada interesante en bastante tiempo. Menos mal que llegue yo al pueblo o aquí acabarían más aburridos que un pepino de mar.
Llegue hasta la puerta y estaba Eli esperándome, ya que ya era parte del grupo, la había escuchado tocar, claro. ¿Sino cómo iba a meterla? El ritmo que tenía al tocar el teclado era impresionante, al menos algo me iba bien de todo lo que llevaba pasándome, Eli era el mejor teclado que pude haber escogido para el grupo.
Entramos a la sala donde habíamos preparado todo, una mesa como de jurado, un escenario improvisado y lo único que faltaba era yo para poder empezar el casting. Vi a bastantes alumnos hacer cola ya con sus instrumentos.
Eli y yo nos sentamos en la mesa y decidimos que pasaran primero los bajistas. Después de media hora escuchando bajos y ninguno sin gustarnos lo suficiente, una melena corta y roja apareció, era la chica que había pasado ayer cuando pegábamos los carteles del casting. Llevaba un bajo en la mano, quizás ella si nos convencería, en verdad que me gustaría… no soportaría escuchar más bajos, es suficiente para una semana. Hay gente que debería intentar no hacer sangrar los oídos de las personas…
Empezó a sonar el bajo y esta vez sí que sí, la chica tocaba de maravilla, esto estaba mucho mejor. Era eso o que quería acabar ya mismo. Estuvo tocando un par de minutos más porque nosotras no pensábamos pararla se oía genial. Mire a Eli y ella me miro a mi con cara de fascinación, las dos asentimos, estaba claro que la íbamos a elegir. Cuando paro nos miró y dijo:
-Me llamo Rinalia…- y antes de que pudiera acabar la frase
-¡ACEPTADA!- grito Elizabeth
-¿De verdad? ¿Así sin más? -pregunto Rinalia, me quede pensando… su cara me sonaba de algo…
-¡YA SE! -grite.
-Os pasáis el día gritando ¿o qué?-dijo la pelirroja.
-Emm… no, lo siento, ¿Eres la hermana de Castiel verdad? Al principio no te reconocí puesto que no te había visto mucho de pequeña…
-Eeeh… recuerdo que Castiel iba con una chica… pero el casi nunca me contaba ni cuenta nada, no soy su hermana biológica, soy su hermanastra.-dijo
-¿Qué, que? -decía Eli, se ve que no se enteró de nada.
-Bueno, estas aceptada de verdad, tocas de maravilla y eso es todo lo que necesito saber además de tu nombre -dije sonriendo.
-Vale -dijo, apenas me acordaba de ella, pero me gustaba verla es la única persona que sabe ganar a Castiel en una lucha de miradas asesinas, recuerdo lo enfadado que estaba Castiel por tener que tener una hermana, pero en el fondo sé que le gusto, aunque sea muy en el fondo.
-Siéntate con nosotras que ya que formas parte del grupo decide tú también quien entra ¿no, Cami? -dijo Eli.
-Claro -le conteste. Rin, que así decidió que la llamáramos, estuvo sentada con nosotras, escuchando guitarras. Después de otra desastrosa actuación vi a Sui con su guitarra, se veía muy bien, se notaba que estaba decidida y preparada, como yo cuando voy de compras.
Toco con su guitarra el mejor solo que jamás escuche en toda mi vida, si ya pensaba que era buena, ahora parecía una reina, mire de reojo las caras de mis acompañantes, Rin se veía algo sorprendida pero era bastante difícil saber lo que pensaba, Eli estaba con los ojos como platos, en cualquier momento explotaba.
-OH…-dijo Eli
-MY…- siguió Rin
-¡PIKACHU!- termine yo, ¿Es que no se decir más que tonterías?
-¡SUI, MAS QUE ACEPTADA! -grito Eli.
-¡¡Genial!! -grito ella.
-Ven aquí que te achucho -le dije y nos achuchamos, Eli no tardo ni un segundo en achucharnos también.
-Bien, sienta el culo en la silla, albina -le dijo Rin a Sui.
Ahora solo nos quedaba encontrar un buen batería, espero encontrar a alguien. Después de cuarenta y cinco minutos de ruidos raros y quedarme sorda decidimos hacer un descanso e ir a la cafetería a comer algo.
Llegamos a la cafetería todas toqueteándonos las orejas, aghh, tendría que haber supuesto que había gente que no sabía ni tocar una flauta…
-¡WAAAA! ¡Me duelen mucho los oídos! –se quejó Eli.
-Tranquila, ya solo queda conseguir un batería y dejaremos de sufrir -dijo Rin.
-Valdrá la pena si conseguimos a alguien bueno-dijo Sui.
Fuimos a comprar algunos bollos y bebidas y nos sentamos en una mesa, se estaba bastante tranquilo, se supone que a esa hora ya no tendría que haber nadie en el instituto, aunque supongo que Nathaniel estará por aquí aun trabajando, el pobre se mata por ser el delegado. Ya tengo ganas de que este el grupo completo, me pregunto quién será nuestro batería…
-Por ahora somos todo chicas -pensé yo en voz alta.
-Mucho mejor, si hubiera algún tío nos fastidiaría la fiesta -dijo Rin.
-Hablando de hombres… Cami hoy me dijo Lys que Amber te dio una nota amenazadora -dijo Sui.
-Bueno no era nada de lo que no me pudiera defender, pero Lysandro me vio la nota, se enfadó mucho y Amber se fue cagando leches.-dije riendo.
-ESE ES MI LYS! -grito Eli, se ve que lo dijo sin pensar porque enseguida se puso roja  y agacho la cabeza. Era una escena para recordar toda la vida.
-Así que te gusta Lysandro eh… -le dijo Sui a Elizabeth con cara pervertida.
-Espera… ¿el amigo victoriano de Castiel? -pregunto Rin dándole un sorbo a su refresco.
-Sí, el mismo -dije, acto seguido mire a Eli- ¿Qué piensas hacerle pervertida-woman?
-Eeeh… Eso es información clasificada -dijo Eli formando una cruz con los brazos.
-Qué información clasificada ni que nada, ahora mismo nos vas diciendo de tu enamoramiento -dijo Sui.
Estuvimos atosigando a Eli a preguntas hasta que nos dimos cuenta de la hora y fuimos de vuelta a la sala de música.
Allí aún quedaban los baterías para seguir con el casting, de pronto una chica rubia de ojos azules entro a toda prisa con una guitarra en la mano.
-¡DECIDME QUE NO HE LLEGADO TARDE! -nos dijo tambaleándose.
-Etto… ¿Tarde para que, exactamente? -le pregunte.
-¿¡Aun no tienes guitarrista verdad!? -pregunto agitada.
-Lo siento pero Sui, esta de aquí -dijo Eli señalando a Suiseki- ya es nuestra guitarrista.
-Ah! ¡Mierda, lo sabía! -iba a marcharse pero la frene, me dio bastante pena así que se me ocurrió una idea…
-Toca algo -le dije.
-Pero…- empezó ella
-Nada, te digo que toques algo, ¿No querías entrar en el grupo? Voy a probarte y si lo haces bien, te dejare como segunda guitarrista.-le dije.
-Emm… Si -dijo la rubia.
-Pero… Cami ¿Estas segura? -me pregunto Rin, a lo que yo asentí y me dirigí hacia Sui.
-¿Estás de acuerdo Sui?-le dije
-Yo… si, pero primero escuchémosla- se acercó a mí y me susurro- por si acaso no sabe tocar… ya sabes, nadie quiere quedarse sordo aquí.
-Sí, lo sé -me volví hacia la rubia- ¿Cómo te llamas?
-Nicolete, pero podéis llamarme Nicol, hace tiempo que quería unirme a una banda, pero aquí no había ninguna y yo tampoco conozco a mucha gente que quiera formar una.-dijo
-Está bien, sube ahí y dale a la guitarra -le dije
Toco unos minutos con su guitarra, no lo hacía nada mal, es más, lo hacía muy bien o incluso mejor. Yo creo que sí que podría ser nuestra segunda guitarra, no saldría en todas todas las canciones pero creo que si en bastantes.
Cuando termino de tocar las chicas y yo estuvimos hablando un poco sobre esto y al final accedieron, pensé que a Sui le molestaría pero no… ella pensó igual que yo, que no saldría en todas las canciones así que ella también tendría sus momentos. También hablamos con Nicol y nos contó que también componía y que también compondría canciones para el grupo. Ella acepto todo encantada, así que ningún problema. Al ver que se hizo bastante tarde y que teníamos que hacer deberes, decidimos irnos todas a casa. Yo tenía que coger unas cosas de mi taquilla así que les dije a las chicas que se fueran sin mí. Al ir hacia mi taquilla me encontré con la melena pelirroja que tanto me había evitado.
-Ca-castiel, ¿Qué haces aquí? -logre decir, no sabía el porqué de nada en ese momento, ¿Cómo es que el destino era tan raro conmigo? ¿Castiel estaba enamorado de mí realmente? ¿Los unicornios existen? ¿A que huelen las nubes? ¿El pelo de Eli era realmente rubio natural? Tantas preguntas y tan pocas respuestas…
-Tenemos que hablar- dijo él.

miércoles, 3 de julio de 2013

Capitulo 51~

-Hace un buen rato que sonó el timbre. ¿No deberíais estar en clase ya?

-Se-señor Farrés -dije torpemente. Por un momento llegue a pensar que era Dylan, definitivamente esto me perseguirá hasta que muera.

-Y las muestras de cariño en público se prohibieron hace bastante en el instituto... -dijo el profesor no muy seguro.

-Y-yo ya me iba a clase, no se moleste. - Me puse roja y al levantarme tropecé un poco con los escalones- ¡No se lo diga a mi hermana! -grite antes de salir corriendo sin mirar atrás.

No me sentó bien el ser descubierta por un profesor en plena investigación de los hechos, y menos con el susto que me lleve, cada vez deliro más con Dylan, esto se tiene que acabar pronto. Y se acabara. Como que me llamo Camila.
Un momento...

¿Qué quiso decir Castiel con "tu ti"? Ti... rar, tintero, tiarrón, tina, ti... ¿Fruta? ¿Fruta? ¡TRICORNIO!

Cami, concéntrate...

-¿Tía? -dije frenando en medio del pasillo.

"La tía Agatha no me contesta al teléfono" recordé que decía Sanae esta mañana.

-No puede ser, es imposible que el haya... -dije sacando mi teléfono a la velocidad de la luz y buscando en mis contactos "Mi chalada Hada Madrina".

Me salto el contestador.

-Por favor, no me hagas esto. - Dije volviendo a llamar. Otra vez el contestador. Estaba a punto de estampar el teléfono contra el suelo. Relájate... Mire la hora. Aun estará en el trabajo y por eso no contesta. Probare más tarde. Respire hondo y guarde el trasto electrónico en el bolsillo de mi pantalón.

Toque la puerta de la clase un par de veces y abrí.

-Siento el retraso, estaba hablando con la directora. -mentí.

-¿No traes un justificante contigo? -pregunto el profesor.

-Me lo he dejado -dije tocándome los bolsillos para que pareciera que los estaba buscando.

-Está bien, no perdamos más tiempo, luego entregármelo - dijo el viejo.

Me dirigí a mi pupitre y esboce una sonrisa. Que fácil se me hacía engañarles. Luego falsificaría un papel y ya está, justificante hecho.

-¿Dónde estabas? Y ya sé que no con la directora. -dijo Mizi con una sonrisa. Observe de reojo que el profesor no estuviera mirando y escribí en una nota: "Es un secreto de estado.", y se la lance a Mizuno.

Las clases pasaron rápidas a pesar de todo. Una tras otra, puro aburrimiento, en el que me dedique a intentar escribir otra canción yo sola. Así las Metal Goddess no se quejarían por falta de material. Por más que las canciones eran buenas el público siempre querrá más. Tendré que decírselo a las chicas.

La hora de la reunión cada vez estaba más cerca y en el grupo empezaban los nervios por la curiosidad que quería corromperlos.

-¡Pero cuéntanoslo ahora! -se quejó Nicol.

-Paciencia, por Pikachu. -dije dándole un masaje en los hombros. -Estás muy tensa.

-Claro, tu estas tranquila porque lo sabes, pero nosotros, que no nos comprendes, te mataremos si no lo sueltas ya - amenazo Rin.

-¿Pero si solo quedan dos horas de clase, no podéis esperar? -dije dejando los hombros de Nicol.

-Para nada, deberías habernos avisado de la reunión más tarde, nos has tenido desde ayer en este suspense. -dijo Alexy.

Sin saber cómo calmar las aguas mire a mi alrededor de reojo por si veía algo con lo que distraerles y huir como la dama gatuna que soy.

-¡Eh, eh! ¡Un Pikachu morado! -grité señalando a Dake, que de casualidad llevaba una camiseta morada.

Era un pervertido, iba de morado y se liaba con muchas chicas. El parecido con esos horribles violadores pikachus era tan alto, que hasta me pensé dos veces si solo era coincidencia. Quizás sea uno de ellos y estén conspirando contra mí.

Cuando todos miraron a Dake completamente aterrorizados cogí mi mochila y salí corriendo lo más rápido que pude hacia el edificio de clases.

-Cami, ¡maldita! -escuche gritar a Dajan. - ¡No huyas!

El muy jodido me persiguió por los pasillos. Debido a mi falta de ejercicio y que él era el único deportista del grupo de pirados la persecución acabo pronto.

-No tenías ninguna posibilidad de escapar -me dijo agarrando la capucha de mi chaqueta.

-Déjame libre, ¡te pagare con Camihuana! -le dije intentando alcanzar mi capucha para que la soltara.

-No gracias, Poks ya me aviso de que esa mierda da diarrea.

-Sera bocaza -murmure- ¡Aun lo estoy mejorando!

Dajan me arrastraba hacia la salida de nuevo.

-Has subido dos puestos en mi lista de venganzas. ¡DOS PUESTOS! -le advertí dejándome llevar. Su cara mostraba una malvada sonrisa de satisfacción. Tenía que pensar en algo rápido para librarme de este problema y lo único que se me ocurrió fue...

Acerque mi mano lentamente hacia su cuello y le di un golpe con toda la fuerza que pude.

-¿Qué intentas hacer? -dijo Dajan sin inmutarse por el golpe. Se paró en medio del camino para mirarme.

-Anda, no se ha quedado K.O, Sanae mentirosa... -murmure. - ¡Mira Dajan! ¡Es Poks! -grité señalando hacia el lado contrario. Dajan me soltó de repente para mirar y aproveche para escapar, otra vez.

En mi trayecto de huida procure que mis piernas no me fallaran y tener éxito en la misión, pero no conté con los obstáculos.

Mi cara se estampó con lo que parecía una pared con bultos.

-¡Eh! Mira por donde vas - decía la pared.

Alce la mirada y me encontré con la cara sorprendida de Castiel.

-Ah, yo... -me palpe la nariz para saber si seguía ahí, con el golpe ya no la sentía. Al mirar de nuevo a Castiel el bajo la mirada y yo me aparte un poco sonrojada. Observe como el pelo rubio de Ámber daba media vuelta y se iba indignada.

-¡Cami, te voy a...! -dijo Dajan llegando detrás de mí. Miró a Castiel y luego a mí. Hice un amago de marcharme pero escuche la voz de Dajan:

-¿¡Es que no piensas decirle nada!? -se dirigía a Castiel. Este se sorprendió un poco ante el repentino cambio de actitud de Dajan, pero solo volvió a bajar la mirada, impotente.

-¡Dajan! -le regañe. La gente empezaba a mirarnos más que antes. Si no salíamos de ahí cuanto antes el pasillo empezaría a llenarse cotillas.

-Cami ha estado varios días intentando hacernos creer que está bien, que no le pasa nada, ¡cuando en realidad sí que le pasa! ¿¡Y tú te vas tan pancho con Ámber!? -le gritó Dajan. Los colores se me subieron a la cabeza y sentí mis mejillas arder.

-¡DAJAN! -grité enfadada, al parecer demasiado fuerte. El pasillo quedó en completo silencio. Me acerqué a Dajan y dije en voz baja:

-D-dije que lo explicaría en la reunión -intenté que nadie me oyera y miré por un segundo a Castiel inconscientemente. Por un momento pensé que se le ocurriría tirarse por un puente, ninguno de los dos aguantaba la situación. No supe donde más mirar y agache la cabeza. Cogí la manga de la chaqueta de Dajan, que seguía estupefacto por mi grito, y lo arrastre hacia el hueco de las escaleras, fuera de las miradas de los alumnos.

-L-lo siento -dijo Dajan apenado. Le miré aún con la cara roja, pero esta vez, de la vergüenza por haber gritado así, hacía mucho que no me enfadaba tanto. La última vez fue cuando Sanae me desenchufo el ordenador mientras veía anime, este se apagó de inmediato y estaba en la mejor parte. Sanae nunca se volvió a acercar a un enchufe por el que yo rondara.

Suspire y me tape la cara con las manos, intentando calmarme. El corazón me latía deprisa y así de nerviosa no es que pudiera decir mucho.

-Enhorabuena, has hecho que Cami corra y grite enfadada en un mismo día, eso es digno de una medalla por lo menos. -le dije cuando estuve más calmada.

-Lo siento... -repitió el.

-No pasa nada, pero me debes una galleta. -le dije empezando a caminar hacia la siguiente clase. Por suerte, el timbre no lardaría en sonar.

En las horas siguientes nadie me volvió a preguntar nada. Supongo que porque se enteraron de lo del...
En las horas siguientes nadie me volvió a preguntar nada. Supongo que porque se enteraron de lo del pasillo. Como siempre, en este instituto no se les escapa ni una. Ya me imagino quien debe de esparcir las noticias...

¿Crees que saldrá bien el plan? Claro que sí. ¿Pero y si pasa algo que no esperas? Lo solucionare. Pero... Si no arriesgas no ganas, y si no ganas, pierdes, obviamente. No quiero perder. Castiel volverá conmigo. Mandare a Dylan al infierno.

-Señorita Shinzo, conteste a la pregunta 42.

-¿WHAT? -dije saliendo de mis pensamientos para encontrarme con el profesor muy enfadado, o quizás estreñido, quien sabe.

-Cami, la clase de inglés fue hace una hora -me susurro Alexy desde detrás.

-Etto... -dije buscando como loca en el libro de matemáticas la pregunta de la cual no tenía ni idea.

-Déjalo estar Shinzo, pero para la próxima preste atención. -dijo el profesor. Infle las mejillas, indignada, cuando el profesor me dio la espalda para seguir explicando.

-Te has librado por los pelos, suertuda -me dijo Armin al lado de Alexy.

-Magia. -le contesté malignamente. Creo que era que a los profesores ya no les importan sus alumnos más que cualquier magia que pudiera tener. Profesores malvados, pero se los prefiere así.

Cuando las clases terminaron, metí todo en mi mochila sin importarme como y me los lleve a todos los que estaban conmigo a rastras hacia la clase de música donde ensayamos, para poder hacer la reunión de una vez.

Al final llegaron todos, antes o después, pero sin tardar mucho. Se sentaron como pudieron por toda la sala, ya que no había suficientes sillas para todos. Y cuando ya estaban todos en posición...

-Ya está, Leigh, está en el manos libres. -dijo Sui con el teléfono en la mano. -Ya que no puede entrar al instituto.

-Buenas tardes -se escuchó decir a Leigh al otro lado del teléfono. A Algunos se les escapo una risita por lo bajini.

-Bien hecho Sui -le dijo Lenny a la albina, mientras se paraba a mi lado y me sonreía.

-Bueno, si ya estamos todos... -empecé nerviosamente.

-Empieza por lo de Castiel, Cami. -dijo Eli ayudándome a comenzar con mi "discurso". Lysandro a su lado asintió interesado. Me aclare la garganta y me puse firme.

-Como bien os habréis dado cuenta... -dije jugueteando con mis manos inconscientemente- Castiel ahora está con Ámber  -los presentes pusieron mala cara- Pero no por voluntad propia, ni mucho menos. Dylan ha vuelto y le está chantajeando.

Algunos se movieron de sus asientos, incomodados.

-¿Otra vez él? -pregunto Hikari haciéndose notar, parecía muy preocupada. Asentí con la mirada baja, todo esto era mi culpa, yo le había traído. Pero lo solucionare.

-Dylan no puede enterarse de que lo sabemos, ni de que nos hemos reunido, no puede sospecharlo siquiera. Sino todo el plan se iría a la mierda. Lenny, ayúdame a sacar la pizarra.

Ella se acercó a la tela que teníamos tapando la pizarra y me ayudo a moverla para que todos pudieran verla bien. La destapamos y las anotaciones en la blanca pizarra se descubrieron. Saque uno de los rotuladores para escribir en ella y lo destape.

-Este punto rojo, es Castiel. -dije poniendo la punta del rotulador donde señalaba. -Este otro punto soy yo, este Dylan y este, Ámber. Dylan se acercó a Castiel, le dijo algo. Castiel le tuvo que hacer caso. Ámber es cómplice de Dylan, y lo tiene a Castiel retenido en sus garras de arpía. Castiel le dice a Cami que la deja, y así acaban separados, lo que quiere Dylan, para volver a por Cami y llevársela lejos, muy lejos de todo.

-No, ¡a Cami no! -grito Nicol horrorizada, totalmente metida en la historia.

-Tranquila, que no dejaremos que se la lleve. -dijo Melannie acariciándole la cabeza. Le sonreí a Nicol para que se tranquilizara.

-Yo no pudo ver la pizarra. -dijo Leigh al teléfono.

-Oh, ¡espera! -dijo Sui dándose cuenta. Se levantó y le hizo una foto a la pizarra. -Te la envío. -otras risitas se escucharon al fondo de la sala y a mí también se me escapo una.

-Pero entonces, ¿con que le está chantajeando? -dijo Mizuno.

-Creo que... Con la tía Agatha. -dije no muy segura.

-¿!QUE!?

-¿!Con Agatha!?

-¿¡La tiene secuestrada!?

-Calmaos, es solo una suposición, tengo que seguir investigando. Es que hace días que Sanae no consigue localizarla, y cuando le pregunte a Castiel... Farrés nos vio y no me lo termino de decir.

-Entonces puede que no sea Agatha... -dijo Lys más aliviado.

Tía Agatha era muy importante para todos, era como la madre de las madres, el hada madrina de cualquier persona y lo más importante, sabía hacer gofres de chocolate. Todos, sin excepción, la conocían, y los que no, la conocerían algún día. Siempre está por todos lados, la mayoría de las veces no la ves, lo sabe todo, hasta las cosas que tú no sabes. Era casi una heroína, salvadora... algo de eso, seguro. Me alegraba tener una tía así, no se ve una loca de ese nivel en todos lados a la que la gente quiera tanto, a pesar de todo.

-Cami... ¿Qué tienes planeado? -dijo Rin impacientándose. Volví a ponerme firme para seguir explicando.

-Lo que quiero hacer es arriesgado, y si no queréis hacerlo solo decidlo, no quiero obligar a nadie, por favor. -dije mirando a todos- El concierto será un concierto, pero además, una tapadera para pillar a Dylan. Utilizare las semanas que faltan para la actuación para hacerle creer que ya he pasado de Castiel, que quiero volver a tener un algo con él. Con eso le atraeré hasta la trampa, que será el concierto. Allí haremos público todo lo que ha hecho.

-Pero... ¿no sería más fácil llamar a la policía? ¡O a una institución mental! -dijo Alexy.

-Lo que quiero es que Dylan se dé cuenta de lo que hace, destrozarle como él lo está haciendo, dándole esperanzas y quitándoselas. Lo va a pagar. Y las últimas veces, la policía no pudo hacer demasiado. -explique.

-Yo me apunto. -dijo Rin rápidamente.

-¡Y yo!

-¡Y yo también!

-Cuenta conmigo.

-¡Por los unicornios! Siempre estaré a tu lado.

-Ayudaré en lo que me sea posible.

Nadie se opuso al plan. Solo Lysandro... aún no había dicho nada al respecto...

- ¿Lys? Si no estás de acuerdo -dije apresuradamente.

-¿Lysandro? -dijo Leigh.

-No es que no esté de acuerdo, pero es que no has dado muchos detalles, ¿dónde estamos nosotros en el plan? -dijo el victoriano. Yo sonreí.

-Prestadme atención...

[Narra Castiel]

Por suerte pude irme a casa tranquilo hoy. No tuve que ocuparme de Ámber para poder marcharme sin más. No me la encontré. Supongo que seguiría molesta por aquello, pero, ¿qué más daba?

Pensé en lo que me había dicho Cami...

"Te contare todo lo que descubrí y los planes que tengo. Confía en mí. Hoy me reuniré con todos"

¿Estarían ahora allí?

"¿Con qué te está chantajeando?"

Al final no pude decírselo, ¿se habrá dado cuenta?

Tiré mi mochila por ahí en cuanto llegué a mi piso. Demonio la olisqueó y se dirigió hacia mi para pedirme comida. Cerré la puerta detrás de mi, me quité la chaqueta, y fui a la cocina para darle algo de comer.

Al parecer Demonio era el único con el que podía estar en estos momentos, el siempre estaba, a pesar de que a veces podía olvidarme de darle de comer.

Desde que lo encontré en la calle, siempre ha estado conmigo, supongo que teníamos un contrato. Yo le dejaba mi techo, y él me hacia compañía.

Le acaricié la cabeza y me desplomé en el sofá. Al lado tenía una manta que Cami dejaba aquí para cuando se quedaba a dormir. Tenia gatos y era rosa, no me hizo mucha gracia tenerla aquí al principio, pero...

-Huele a ella. -dije acercándomela. Ahora parezco un acosador.- Mierda.

¿Cuanto durara esto?

[Narra Cami]

-Que tu y Jade, ¿¡que!? -grite mientras andábamos por el pasillo del instituto.

-¡Cami! ¡No grites tanto! -me riño Midorik.

-Pero, pero... vale, bajaré la voz.

-Así que Misa y Jade provienen de familias de ricachones -dijo Nicol empanada.

-Si, tenía pinta de niña rica -dijo Rin.

-¡Que yo no soy eso! -se defendió Misa.

-Era broma, era broma -rió Rin.

-Entonces tus padres te obligan a casarte con Jade, ¿sólo por negocios? -dijo Hatsu.

-Exactamente. -dijo Misa mirando hacia el infinito.

-¿Y el amor donde les queda? Menos mal que en esta pareja ya hay amor, que sino... -dije abriendo la puerta para salir al patio del instituto. Los chicos ya se habían ido a sus casas, puesto que después de la reunión ensayamos nosotras, y solo las chicas nos quedamos, para que ninguno filtre información sobre las Metal Goddess; somos unas desconfiadas.

-¿Que estás insinuando con eso, gata? -pregunto Misa observándome.

-Está claro que estáis enamorados y ninguno de los dos se atreve a decirlo. Pffft. -dije como si nada.

-Cami tiene mucha razón en eso. -me apoyo Eli.

-¡Pero si no me gusta! Sólo somos amigos... -dijo Midorik sonrojándose.

-¿Y ese rubor en las mejillas qué significa?¿ Más amistad? -se burló Beato.

Salimos de instituto y andamos un rato por el centro de la ciudad riéndo y hablando sobre el amorío de Misa.

-En total me mudé treinta y siete veces en toda mi vida. -dijo Misa.

-¿Tantas? -se sorprendió Hikari.- Yo apenas unas cuatro... y de casa solo.

-Pero eso es algo bueno Hikari, creo... -dijo Tor no muy segura.

-No estoy orgullosa de ello. En la vez 28 fue cuando conocí a Cami, y dos años después, me emancipé cansada de mudarme tanto y me vine a vivir aquí, fue entonces cuando os conocí, y meses después, volvió Cami.

-Cami salvaje apareció -dijo Poks.

-Soy muy salvaje. -dije malignamente.

-Vaaaaya, sabia que te habías mudado muchas veces pero no tenia ni idea de que habían sido tantas. -dijo Mizi.

Dimos unas cuantas vueltas mas entre las tiendas y un rato después nos despedimos para irnos todas a casa. El plan se iba a poner en marcha.

-Sólo hay que esperar a que vuelva a aparecer. -les dije antes de que nos separáramos.

-Esperemos que sea pronto, no tenemos tanto tiempo y estoy impaciente -dijo Sui.

-Estoy segura de que todo saldrá como está previsto -dijo Lenny.

-Y Castiel volverá con nosotros... -dijo Rin.

-Luego tendremos que solucionar tu problema con el. -le dije.

-Cami, eso es imposible, si él no me ha dirigido la palabra en tanto tiempo dudo que vaya a hacerlo ahora. -dijo con la mirada triste.

-Lo hará. Qué pesimista te pones a veces, eh! -le dijo Poks dándole un codazo.

-Si, ten fé en Pikachu.

[...]

De camino a casa me quedé pensando en el problema de Rin. Castiel y Rinalia eran hermanos, eso si, tenían distinta madre, pero el mismo padre. Son de la misma sangre, creo. Pero Castiel no quiere aceptarlo. Aunque... tampoco debería preguntarle mucho sobre eso. Se pone furioso, pero algún día tendrá que hablar del tema. O lo podria...

Una figura caminaba hacia mi, estaba a pocos metros de mi casa, pero fuese quien fuese también. Al llegar cerca de la entrada, me di cuenta de quién era.

-D-Dylan. -dije tartamudeando. Por instinto le tenía miedo, eso no se me iba a pasar tan fácilmente, pero si no me controlaba el plan no me iba a salir bien. Aunque, el debe de esperarse una reacciona así por mi parte, supongo... sería lo más lógico.

-Hola -dijo con una sonrisa amable- Venía... para saber cómo estabas. Pero veo que te sigo asustando. Lo entiendo, yo me lo busqué y no me cansaré de arrepentirme de ello. El desmayo solo fue por un resfriado, ¿verdad?

Me quede un poco perpleja, mi cuerpo quería correr a casa y huir del problema, pero mi cabeza quería una solución, y la quería ahora.

-Si... y tengo que darte las g-gracias por eso... Si no fuera por ti, a saber lo que me habría pasado. -dije intentado que se notase de verdad mi agradecimiento, aunque mis piernas empezaban a temblar.

-Cami, creo que te incomodo demasiado, será mejor que me vaya... -dijo dándose la vuelta.- Espero volver a verte. -empezó a andar por la dirección en la que había llegado. Me sentí aliviada pero, era ahora o nunca, si no lo frenaba, quién sabe cuando tendría otra oportunidad como esta.

-E-espera, Dylan! -grite dirigiéndome hacia el. Se giró un poco sorprendido y acto seguido sonrió.

¿Por qué no paraba de hacer eso? Esa sonrisa, ya no me la creo.

-Si tu quieres, me gustaría que quedáramos para charlar mas tranquilamente, intento que no me parezcas peligroso pero... Me esforzaré, quiero recuperarte. Yo te creo, creo que te arrepientes de verdad. No lo sé pero, te creo. -gracias clases de teatro. Gracias señorita Munich, era buena profesora y mejor actriz.

Le miré a los ojos, quizás sabría en qué estaba pensando. Tan profundos... pero no podía captar nada. ¿Estaba vació por dentro? O quizás solamente podrido... Volvió a sonreír, puede que estuviera haciendo lo que el quería, si ese fuera el caso, es que lo estoy haciendo bien.

-Si es lo que quieres, lo acepto con gusto, yo también quería hablar contigo.

Te haré caer Dylan Merlot, lo juro.

[...]

Habían pasado tres días desde aquello, y era sábado por la mañana, había quedado con él. Me puse un vestido negro de manga larga, con el frío que hace y lo mona que tenía que ir siempre, era lo mejor. Unas medias largas de color violeta y unas botas oscuras. Me miré al espejo y vi las orejas de gato. ¿Debería quitarmelas? Me las regaló Castiel después de todo, espera, nunca le dije a Dylan quién me las regaló, quizás no pase nada por llevarlas. Recordé cómo cuando fui a hablar con Castiel, después de lo del baño en el instituto con las chicas, me puse las orejas, el no sospecho nada, como si no me las hubiera quitado nunca. Menos mal que me las puse, me hubiera mirado raro sino. Al bajar las escaleras me encontré a Sanae con cara de resaca comiéndose (babeando) una tostada.

-¿A donde vas? -dijo bostezando.

-A cazar medusas con Patrick -le dije. Ella asintió como si nada y siguió con lo suyo y la tostada. Probablemente en vez de beberse el café acabara dándose un baño en el. Si fuera una adolescente mas atolondrada (¿¡aun más!?) estas escenas con Sanae me habrían librado de muchas reganinas después de una noche de juerga. Si es que al final no se entera de nada, menuda hermana tengo. Cogí mi abrigo largo y una bufanda larguísima y salí a la calle.

Había quedado con él en la cafetería donde solíamos ir a tomar batidos con quien estuviera disponible, no muy lejos del centro. Fui andando a mi ritmo, escuchando música en el móvil, para calmar los nervios un poco. Una Cami interior le gritaba a la exterior que se alejara lo más posible que el, pero la Cami exterior no hacia ni puñetero caso.

Entré a la cafetería, un poco desierta por cierto (es invierno, ¿qué esperabas? Nadie sale, están todos en sus casa con la mantita de My Little Pony hasta el cuello), el aire acondicionado me calentó  las mejillas y la nariz que se me habían congelado durante el trayecto. Le encontré sentado cerca del ventanal que dejaba ver todo lo que pasaba en las calles. Con su móvil en la mano, al parecer enviándo algún mensaje. La seguridad que había tenido durante el trayecto se me fue poco a poco. Pero no quería cagarla ahora.

-Hola. -dije con la mejor sonrisa que pude poner.  El levanto la vista para verme y poner otra vez esa sonrisa. -¿Hace mucho que esperabas?

-No, llegué hace apenas unos minutos. Eres puntual, como siempre. -dijo él, parecía de lo más tranquilo, casi me aterevería a decir que antes de que llegara estuvo en una fiesta de Bob Marley.

Me quité la bufanda kilométrica y el abrigo y lo dejé en la silla para luego sentarme.

-¿Como siempre? Era porque no me aguantaba las ganas... iba diez o quince minutos antes de cada cita por si tú estabas allí, esperando -dije recordandolo-. Y tú siempre estabas esperando... -no creí que pudiera decirle una frase tan larga, tampoco que recordara eso, habia borrado esos recuerdos hace mucho, mi papelera de reciclaje no funciona bien.

-Vaya, no pensé que te acordaras de algo como eso.

-M-me acabo de acordar -dije volviendo a mis tartamudeos. Venga Cami, ¡fíngelo más! ¡Conquístale mujer!

-¿Que desean tomar? -dijo una camarera apareciendo por arte de magia.

-Un café con leche, muy caliente. -dijo él.

-Yo un chocolate, que arda. -le dije. La camarera lo anotó, o quizás sólo fingió apuntarlo y se fue. Los dos nos miramos.

-Tienes los mismos gutos de... -dijimos a la vez, pero paramos antes de terminar.

-¿Aún no has aprendido que con esos chocolates te quemas la lengua? -pregunto divertido.

-¿Y tú con esos cafés? -solté una risa. Espera, acabo de reír de verdad, eso no fué fingido. Cami, por Dios...

-¿De qué querías hablar? -dijo acomodándose en la silla.

-De... de nosotros. Extraño lo que teníamos, desde que nos separamos. Pero tampoco podía olvidar lo que hiciste, asi que sólo dejé que pasara lo que tuviera que pasar y luego volviste así... -eso es, restriégaselo por la cara, Gata. Que sienta el dolor, que lo sienta bién fuerte.

-Perdóname. -dijo agachando la cabeza. -Sólo sabía, y sé, actuar por impulso. Yo en realidad no quería... -ya, claro, y mi madre era Wonderwoman.

-Lo entiendo. Sólo prométeme que no lo volverás a hacer, no quiero que volvamos a alejarnos. -creo que vomitaré por haber dicho eso.

-¿Me estás diciendo que quieres...?

-Por ahora, quiero que volvamos a ser amigos. -dije sonriéndole.

-Aquí tienen sus bebidas. -dijo la camarera, que ahora que la miraba, tenía unos pechos enormes. Dylan se los habra...

Me estaba mirando a mí, él me estaba mirándo a mí. Pero, ¡si ésta tiene unas pechugas enormes! Este tío no es normal... o está realmente obsesionado conmigo.

Le dí sorbitos a mi chocolate y, evidentemente, me quemé un poco la lengua.

-Assasdasasd, ¡quema! -dije, dejando la taza en la mesa y poniendo caras raras.- ¡Pero está bueno!

Dylan se carcajeo de mí y tomó un sorbo de su café, que al segundo dejó por estar igual de caliente que mi chocolate. Puso caras raras y se tragó el sorbo de cafe. No pude evitar reírme ante eso y me vino un dejavú. Esta escena, ya la habíamos vivido.

Hablamos bastante rato sobre recuerdos que teníamos, grupos de música a los que solíamos ir a ver a tocar en directo, gente que conocimos... Estuve entre risa falsa y risa de verdad, ¿estaba haciendo esto bien?

-¿Recuerdas aquella vez que nos colamos en el zoo? Dijiste que querias ir a ver los pandas, pero resultó que no había ninguno...

-Y un tío que le daba de comer a los leones nos echó -dije terminando su frase-. Fué muy divertido a pesar de que no ví ningún panda. -me reí ante mi estúpida yo de un par de años atrás.
-Podríamos volver a intentarlo. -dijo él terminándose su café.

-¿Colarnos en un zoológico? -pregunté divertida.

-No, lo de volver a ser amigos. No es tan complicado como parece, ¿no?

-Entonces, empecemos de nuevo. -dije tendiéndole la mano.- Me llamo Camila Shinzo, pero todos me llaman Cami. Encantada de conocerte.