Me
desperté, pero esta vez con el ruido de mi despertador, mucho peor que Sanae
gritando.
-¡Aparato
infernal!-¡Odio el ruido del despertador y puedo asegurar que es lo que más
odio en el mundo! Para una dormilona como yo, el despertador es como la
Kriptonita para Superman, pero más molesto. Me levanté de la cama, no dejé que
el malvado despertador me fastidiara la mañana, al menos esta. Me vestí con una camiseta de tirantes violeta con
pequeños dibujos de calaveras rosas y negras, una falda negra, unos calcetines largos y unas botas militares
del mismo color que la falda. Me fui a la cocina dispuesta a beberme un zumo de
naranja y comer unas tostadas, mi hermana estaba allí parada bebiéndose un café.
-Buenos
días-dije con una sonrisa.
-Buenos
días-Mmm… Qué raro, no ha dicho nada pervertido, ni tonto, ni raro… Está
nerviosa.
-Tranquila
Sanae, te contratarán seguro-Ella sonrió.
-Sí,
gracias hermanita-Acto seguido me apretujó contra su mejilla y se estuvo
restregando muy fuerte contra mi mejilla unos cinco minutos.
-¡Okay,
ya! ¡Que me vas a matar si sigues cinco minutos más!
Puso
cara de cachorrito abandonado y le saqué la lengua. Charlamos un rato, más
animadas, hasta que terminé mi desayuno. Fui a mi cuarto a prepararme algunas
cosas que me faltaban para mi primer día de cárcel. Escuché que tocaban el
timbre. Cogí mi mochila lo más rápido que pude y bajé las escaleras hasta la
puerta corriendo, temiendo que mi hermana abriera y dijera algo vergonzoso
sobre mí. Seguramente era Lysandro esperando para acompañarme al instituto.
Era
tarde, Sanae ya había abierto…
-¡Cami!
Tu amorcín está aquí- Aish, que tonta es, pero aun así la quiero, al fin y al
cabo es mi hermana mayor y no la puedo cambiar… o a lo mejor si… quizás en un
mercado negro…
-Buenos
días mi Lady-dijo Lysandro mientras hacía una reverencia, ese chico era
sorprendente.
Mi
hermana se acercó a mí y en un intento de susurro me dijo:
-¡¿Por
qué no te has liado ya con él?! Es todo un caballero y mírale, es un cacho
tiarro- Esperaba que dijera algo así.
-Sanae,
si sigues diciéndome esas cosas mientras Lysandro está escuchando, se espantará
y se irá.
De
repente, mi hermana corrió hacia Lysandro y le dijo:
-¿A
que no te irás? Yo soy muy boba, pero mi hermanita es el mejor partido que
podrías tener-Lo dijo con un tono tan seguro que Lys se sonrojó por un momento.
¡Já! que mono se veía.
-Sanae,
llegaremos tarde por tu culpa. Encima es mi primer día y tú tienes que ir a por
el trabajo.
-¡Oh!
¡Verdad! El trabajo!
-¡¿No
me jodas que se te había olvidado!? No tienes remedio, siempre lo mismo.
Después
de unas reprimendas más, Lysandro y yo nos despedimos de mi hermana y fuimos
hacia el instituto. Estaba un pelín nerviosa, pero Lys me tranquilizaba
diciéndome que no pasaría nada malo. En unos minutos llegamos a la entrada, había
bastante gente entrando ya. La verdad que con lo del desfile de los tíos buenos
tampoco estaba tan equivocada. Había un montón de chicos y la verdad que la
mayoría estaban bastante bien. Lysandro señaló hacia un lado y me dijo:
-Mira
quienes te esperan-Miré hacia donde me señalaba Lysandro y divisé a Beatriz, a
Jade, a Armin y a Lenny. También había una chica con ellos, su cara se me hacía
conocida. Me acerqué corriendo hacia todos para darles un abrazo de oso, en
este caso, de gata.
-¡Chicos,
que alegría!– Me giré hacia la chica que me parecía conocida, tenía el pelo
plateado y unos ojos dorados que me transmitían bastante tranquilidad…
-¿Midorik?
-¡Cami!
Pensé que no te acordarías de mí. ¡Cuánto tiempo sin verte, estás genial!-Me
abalancé sobre ella dándole un gran abrazo.
-¡Misa!
¿Pero qué haces aquí?
-Me
mudé aquí hace unos meses y los conocí a todos estos. Yo tampoco esperaba
verte, lo único que me dijeron es que vendría una vieja amiga. Estoy tan feliz
de volver a verte- dijo con una sonrisa.
-¡Vaya,
esto no me lo esperaba! Pero que bien, así no hay que hacer presentaciones–
dijo Lenny sonriendo ampliamente.
-¡Qué
bien eh! La abrazas a ella y a nosotros nos ignoras, enana-dijo Armin burlón.
-Tú
tan tonto como siempre, ¿no?-le contesté y seguidamente lo abracé. Él sacó la
lengua, me separé un poco de él y les dije a todos:
-¿A
qué esperáis? ¡Quiero un abrazo de grupo!-Unos segundos después estábamos todos
apretujados.
-¡Cuánto
abrazo estos días!-dijo Lysandro sonriendo.
-Y aún
vas a tener más- dije riendo.
-¿Le
estás proponiendo algo?-Armin sonrió.
-Además
de tonto, pervertido-Le dije al pelinegro.
-Nuestra
gata de siempre-dijo Jade sonriendo.
-Te
extrañamos mucho loca.
-Gracias
Beato, yo también os extrañe mucho a todos-No habíamos hablado desde lo de mis
padres. Me sentía un poco mal por no haberles hablado durante tanto tiempo, pero
aún me recordaban…
-Tienes
que ponernos al corriente de todo. Que morro Lys, tú ya has hablado con
ella-Dijo Lenny con cara enfurruñada.
-Espera
un momento, ¿Cómo sabíais que vendría?-Es verdad, yo no le había dicho a nadie
nada…
Todos
señalaron a Lysandro y yo sonreí.
-Gracias
Lysandro-Pensé un momento y empecé a buscar con la mirada.
-Está
en la parte trasera del instituto, ¿Quieres que te lleve?-Miré a Lysandro
sorprendida, ¿Me había leído la mente?-Buscas a Castiel ¿verdad?-Sí, en
definitiva me estaba leyendo la mente.
-Sí…
-dije un poco nerviosa.
-Bueno,
entonces dejamos que Lys te lleve-dijo Lenny con sonrisa pícara.
-Pero
yo quería seguir habl…-Jade le pegó un codazo a Armin para que se callara.
-¿Jade
que le haces a Armin?- Preguntó Midorik confusa.
-Calla,
después te contamos –le dijo Beatriz a la chica de ojos dorados.
Todos
se habían puesto bastantes raros. Yo estaba un poquito nerviosa, otra vez, no sabía
qué me iba a decir Castiel después de tanto tiempo. Lysandro me llevó donde
dijo que estaba el pelirrojo, al fin lo vería. Estaba sentado a la sombra de un
árbol que había allí.
-Yo
te dejo aquí, tú habla tranquilamente con él-Yo asentí y Lysandro se fue.
-Castiel…
-Me cortó diciendo:
-Habíamos
hecho una promesa…
-Lo sé,
pero… estaba demasiado angustiada… y no sabía que hacer… -Estaba a punto de que
me cayera una lágrima, Castiel se levantó de repente y me abrazó. Me sorprendí
mucho, pues él nunca daba abrazos a nadie y cuando yo le daba uno gruñía como
un perro.
-Lo
siento, sé que no tienes la culpa. Además, yo tampoco te llame ni te envié
nada-La última vez que estuve en el pueblo nos habíamos prometido llamarnos y
enviarnos cartas cada tanto, no queríamos separarnos, nos habíamos hecho muy
amigos…
-Te
eché de menos-Rompí a llorar, pero no de tristeza si no de felicidad.
-¡No
llores tonta! Está bien, no estoy enfadado.
-No lloro…porque…
este triste… estoy feliz -dije intentando calmarme.
-Pues
no llores por estar feliz, sonríe boba-Paré un poco y me reí.
-Y
así es como me das la bienvenida, insultándome-Le sonreí.-Esto tengo que
aprovecharlo, que luego no me dejas abrazarte-dije apretándolo más contra
mi.-Demasiado tiempo he pasado sin molestarte.
Castiel
bufo y me puso la mano en la cabeza para luego separarme de él.
-Se acabó
el tiempo.-me dijo.
-¡Nyaaa,
podrías haberme dejado un poco más!
-Podría,
pero no.
Castiel
me acompañó hasta dentro del instituto, donde la directora me estaba buscando,
una mujer un poco extraña... Me dijo que tenía que ir a ver al delegado para
ver si mi formulario de inscripción estaba completo. La directora mandó a
Castiel a su clase, ya que ya había tocado el timbre y llegaría tarde. A él no
le hizo mucha gracia y se fue renegando. La directora me dejó sola sin saber dónde
estaba la sala de delegados, amabilidad no le faltaba a la vieja. De repente,
una chica vino corriendo hacia mí y nos chocamos. Caí al suelo y ella se levantó
rápidamente dándome la mano para ayudarme a levantarme.
-Lo
siento, me llamo Suiseki, pero puedes llamarme Sui- Era realmente guapa, tenía
el pelo plateado y los ojos bicolores, como los de Lysandro, pero ella tenía uno
rosa y otro amarillo.
-Encantada-le
dije.
-Lo
siento otra vez, pero tengo que irme a clase o llegaré tarde-Se iba a ir cuando
me acordé.
-¡Espera!
¿Sabes dónde está la sala de delegados?
-Sí,
es allí al lado-dijo señalando una puerta a la derecha.
-¡Gracias!
-De
nada, nos vemos-y se fue de allí.
Me
fui hacia la puerta que me había señalado y llamé. Una voz masculina al otro
lado me dijo que entrara. Cuando abrí la puerta lo vi y recordé a aquel chico
rubio de ojos miel con el que jugaba de niña. Él estaba con los ojos fijos en
unos papeles, ordenándolos, creo.
-¿Qué
necesitas?-Me dijo aún sin mirarme
-Vaya,
así que delegado ¿eh? No está nada mal Nath-Le dije. Cuando oyó eso, se paró a
verme, sorprendido.
-¡Cami!
Que torpe soy, debería haberme imaginado que eras tú.-Lo miré confusa -¡Oh! Verás…
como soy el delegado principal tengo que mirar todos los formularios y al ver
tu nombre pensé que era una coincidencia, pero veo que no, ¿Qué tal estás?-Lo
dijo todo bastante rápido.
-Estoy
bien, gracias-Me reí por la forma en la que estaba diciendo todo. Al parecer
estaba feliz de verme porque no paraba de sonreír, era eso o que le estaba
dando un tic-La directora me ha dicho que tengo que ver si mi formulario está
completo.
Nathaniel
asintió y se puso a mirar unos papeles.
-Al
parecer te falta la foto y 25 $
-Okay,
te doy el dinero, pero ahora no tengo ninguna foto-saqué mi monedero de la
mochila y le di el dinero.
-No
pasa nada, en cuanto puedas me la das. ¡Ah! Toma, es tu horario de clases-Me
entregó un papel con todas las clases que tenía y los nombres de los profesores
de cada asignatura. Se suponía que ahora tenía que estar en biología.
-Ve a
clases, el profesor no te dirá nada si le dices que tardaste porque viniste a
hacer esto.
-Está
bien, nos vemos luego.-Le sonreí y me fui.
La
biología no me entusiasmaba mucho, pero tenía que ir, al menos hoy. Además, quería
conocer a mi clase. Busqué la clase, que por suerte, en el papel que me dio
Nathaniel, estaba escrito dónde tenía que ir. Llamé a la puerta y el profesor
abrió.
-Tú
debes de ser la chica nueva, ¿no?-me dijo escrutando mi cara.
-Sí,
la directora me había mandado a confirmar mi formulario, por eso he tardado.
-Está
bien, pasa. Hay un asiento libre al final a la izquierda.
Entré
a la clase y vi que todos me miraban, así que agaché la cabeza, tenía demasiada
vergüenza. Me fui al sitio donde me dijo el profesor que me sentara. Pude ver a
Midorik sentada unos asientos más adelantes, se giró y me sonrió. También
estaban Armin y Lenny, hicieron el mismo gesto y me saludaron, me di cuenta que
la chica con la que me había chocado antes también estaba, Sui, ella también me
saludó.
-Hola,
me llamo Elizabeth-dijo una voz a mi lado. Era una chica rubia bastante mona,
con ojos azules, casi violetas.
-Hola,
yo me llamo Camila, pero puedes llamarme Cami.
-A mí,
Eli- me sonrió.
-Alumnos,
silencio-dijo el profesor, viejo verde...
Las siguientes
clases pasaron rápido. Había hablado con Elizabeth y Misa, Lenny y Armin se
habían unido a alguna que otra conversación. Cuando toco el timbre para irnos a
comer, Eli nos acompañó y fuimos a reunirnos con los demás. Elizabeth se presentó
a todos y cuando vio a Lysandro se quedó embobada. Se fue al quinto mundo
cuando Lys le dijo: ‘Mis saludos bella dama’. Hablamos bastante rato de cosas
que nos habían pasado, que habíamos hecho y tonterías. De repente, sentí que
mis orejas de gato salíann de mi cabeza.
-¡Cami!
¿Por qué sigues llevando esto?-me dijo Castiel sonriendo maliciosamente.
-¡Nyaaaaa!
¡Mis orejas! ¡Dámelas! ¡Me gustan! ¡Y además, me las regalaste tú!- Me puse
roja como un tomate al ver lo que había dicho. Castiel me miro sorprendido. Tenía
que arreglar lo que había dicho, me di cuenta que Castiel había bajado la
guardia y le quité mis orejas de las manos. Le saque la lengua y le dije:
-¡Ja!
¡Tonto! A ver qué haces ahora- Al decir eso Castiel reaccionó y yo corrí por
todo el patio con Castiel gritando: ‘’¡¿Qué has dicho?! ¡¿Cómo que tonto?! ¡Te
voy a matar!’’
Cuando
por fin paramos, porque me cogió, volvimos a la mesa a comer un poco. Y
seguimos hablando, riendo por la escena que habíamos montado.
-Gatita
¿Sigues cantando?, recuerdo que antes lo hacías mucho-Pregunto Armin.
-A
veces, ya no tanto como antes.
-Lysandro
y Catiel quieren formar un grupo-dijo Beato.
-¡¿Enserio?!
¡Me encantaría escucharlos!-dijo Eli toda emocionada. Hacía gracia la forma en
la que respondía a cualquier cosa que se tratara de Lysandro.
-Seguro
que yo podría montar un grupo mejor-dije desafiante mirando de reojo a Castiel,
me gustaba irritarlo.
-¿A
si? ¡¿Y cómo eh?!-dijo Castiel. Kyaaa, no me aguantaba la risa al ver su cara.
-Montándolo,
yo soy más lista que tú así que no será difícil-Tsk, la cagué. Me había dejado
llevar y le dije eso. Se estaba poniendo rojo de la furia, parecía que en
cualquier momento se me tiraba encima, así que use mi técnica de: ‘Calmar a la
fiera poniendo una cara mona’ .Puse cara de gatito abandonado y le dije:
-I love you, ¡no me mates!- Como los peluches esos japoneses que
cuando les aprietas la barriguita te dicen alguna chorrada en inglés.
Castiel
se tapó la boca, pero no aguantó y se echó a reír como un loco. Los demás
también se reían, así que yo no tarde en unírme.
Castiel
paró y me miró, tenía una cara malvada. ¡Nyaa! ¡A saber lo que me haría ahora!
-Te
propongo un trato…-dijo con una sonrisa como la del gato de ‘Alicia en el país
de las maravillas’.
-¿Cuál?-dije
algo asustada.
-Ya
que dices que formar una banda es tan fácil. ¿Por qué no hacemos una apuesta?
La banda que consiga más fans en el instituto gana.
-¿Y
la que pierda?-pregunté curiosa. ¡Tonta! ¿Para qué preguntas?
-La
que pierda, tendrá que hacer todo lo que diga la otra banda. ¿Trato? ¿O es que
eres una cobarde?
-¡Oh,
no! Castiel ya está utilizando sus trucos contra Cami-dijo Jade, a lo que Misa sonrió.
-¡Buff!
Un día, por estas cosas, acabaran muertos-dijo Lenny indignándose.
-Seguro
que Castiel nos mete en esto de alguna forma-dijo Armin.
-¡Vosotros
a callar!-Castiel sabia como hacerme aceptar.
-¡A mí
nadie me llama cobarde, además, seguro que te gano y vas a tener que hacer todo
lo que yo te diga!
-¿Entonces,
aceptas?-dijo el pelirrojo.
-¡Pues
claro que sí!-dije pegando una palmada a la mesa.
-Otro
reto, a saber cómo acaba esto. Cuando empiezan ya no hay quien los pare-dijo
Lysandro resignado.
-¡Yo
me uniré a tu grupo Cami!-dijo Eli. -¡Seré tu teclado y si quieres puedo hacer
de segunda voz!
-¡¿QUE?!-no
entendí porque todos, menos Catiel y yo, se sorprendieron tanto.
-Gracias
Eli, espero que toques bien.-le dije.
-Elizabeth,
estás loca. Te matarán si te metes en esto-dijo Beato.
-¡Eh!
¡Que tampoco tanto!-dije ofendida.-Creo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario