miércoles, 17 de abril de 2013

Prólogo

-Puff…-suspiré, un cambio de aires, eh? No estaba tan mal…
-Cami ya casi llegamos- mi hermana sonrió. Si ella estaba feliz entonces bien, cuando sonreía me relajaba, significaba que estaba tranquila y que por lo tanto iba a ir bien. ¡Ah! Supongo que no entenderéis mucho, empezare desde el principio…
Yo me llamo Camila, mi hermana mayor se llama Sanae. Nuestros padres murieron en un accidente hace tres años, nos quedamos las dos solas, nuestra tía por parte de madre nos ofreció ir a vivir a su pueblo, rechazamos la oferta, hasta el momento nos habíamos quedado en nuestra antigua casa donde habíamos vivido toda la familia, hace poco al ver que nos traía demasiados recuerdos decidimos empezar de cero nosotras dos, lo organizamos todo y nos fuimos. Ya habíamos estado ahí bastantes veces, en vacaciones de verano, por fin de año…Conocí a bastante gente, la verdad es que ese lugar era realmente bonito, había un río, parques realmente verdes, la playa no estaba demasiado lejos y de noche se podían ver las estrellas, me encantaba eso, en la ciudad apenas veías una de casualidad…Yo intentaba sonreír por todo lo alto y siempre que podía hacia alguna broma tonta.
-Ya llegamos a nuestra nueva casa, ¿qué te parece?-dijo mi hermana como si me la tuviera que vender.
-Sanae, has hecho una buena elección- dije poniendo voz de hombre mayor.
-Deja de ver tanta televisión, te está afectando al cerebro.
-Yo al menos no veo telenovelas para viejas- le dije ofendida. Sanae se echó a reír mientras entraba en la casa con una maleta en cada mano. Me gustaba mucho la idea de empezar de cero mi hermana y yo solas, aunque a veces no sabría decir quién era la adulta en casa.
Nos pusimos a colocar todas nuestras cosas, mi habitación era bastante bonita, tenía un pequeño balcón que daba a la calle, y la habitación era del tamaño perfecto como me gustaba a mí, ni grande ni pequeña, cuando termine de poner todas mis cosas se estaba haciendo de noche así que le dije a mi hermana que comiéramos y que mañana la ayudaría a terminar de ordenar todo, no quedaba mucho, Sanae era realmente rápida en cuanto a la limpieza.
-¿Qué? ¿Mañana vas a ver a alguno de tus ligues de la infancia?
-Bjjfppppaajjj –escupí el agua que estaba bebiendo- ¡¿Pero qué estás diciendo?!
-Cuando eras pequeña estabas rodeada por chicos todo el tiempo, a todos les parecías muy mona- dijo con cara picara. Mi hermana a veces era realmente pervertida.
-Pero era niña, solo quería hacer amigos.
-Excusas, excusas. ¿Recuerdas el que te regalo la diadema de orejas de gato? Por cierto, ¿Cuándo te las quitaras? llevas años usándola.
Es cierto llevaba orejas de gato, uno de los chicos que conocí aquí me la había regalado por mi cumpleaños diciéndome que como tenia cara de gato me quedarían bien…No me las quité desde entonces…Ahora lo único que recordaba era su pelo rojo y su carácter de perro hacia las personas que no le conocían bien.
-Pero es que me quedan muy bien… y…
-¿No será porque el chico que te las regalo te gustaba?-dijo mi hermana con una sonrisa que de verdad parecía muy pervertida.
-Me pones nerviosa con esa cara, ¿sabes?
-¡Contesta a mi pregunta!– hacia pucheros como una niña de cinco años.
-Apenas me acuerdo de eso Sanae-dije notando que se me subía la temperatura en las mejillas.
-Bueno no importa, ¿Quieres bañarte?
Nos metimos las dos en la bañera, hacíamos eso cuando estábamos nerviosas, estábamos empezando una vida nueva, Sanae tendría que ir a por un nuevo trabajo y yo tenía que apuntarme a un nuevo instituto, con gente que no conocía. Me gustaría poder encontrarme con algunos de los amigos que había hecho de niña, pero… la gente cambia y tampoco sabía si se acordarían de mi o yo de ellos…
Nos fuimos a dormir, estábamos cansadas, el día siguiente no sabía que podía pasar, ¿Quizás me encontraba con un Pokémon?... Es verdad, debería dejar de ver tanta televisión.
Me desperté con la luz del sol en la cara, mi hermana ya se había levantado, la escuchaba quejarse del microondas…
-¡Aish! ¿Pero qué hace?- Me levante, ya no podría dormir más, Sanae grita demasiado…Fui al baño a mirar que tal estaba mi cara de muerta y me vestí con lo primero que vi, una camiseta gris que había comprado de un concierto de rock, unos vaqueros rotos y mis converse negras. Baje y mi hermana seguía con el microondas.
-¡¿Pero qué te pasa con el maldito aparato?! -le dije.
-¡AhHermanita, por las mañanas se dice buenos días- Diciendo eso ultimo como si fuera tonta o algo.
-Buenos días- le respondí mirándola mal.
-¡Muy bien, así me gusta!-Dijo como en si de un programa infantil se tratase, creo que cada día está más tonta... Sonó el timbre de la casa, asustándome un poco con el ruido, ya de buena mañana.
-Yo abro- dije, ¿Quién podría ser a esta hora? Sera que a la gente de aquí no le gusta hacer el koala en la cama tanto como a mí.
Abrí la puerta y…
-¡¿Qué haces tú aquí?!-dije sorprendida.

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