Como todo lo que
viene se va, mi soledad paso a ser mi amiga durante un rato. Era martes por la
mañana, aun no podía ir al instituto y nadie podía estar conmigo ahora. Muy a
mi pesar Castiel, aunque quería saltarse las clases otra vez, se tuvo que ir,
porque si faltaba más tiempo lo expulsarían. Los demás también estaban en el
instituto, Sanae trabajaba y yo, aunque podía moverme con más facilidad que
ayer, no podía del todo y tenía ganas de bailar… Ya bueno, ya sabéis que soy
rara, me entran ganas de bailar, lo mismo que de cantar, pero no podía hacer
movimientos bruscos.
Sobre ayer… las
chicas se quedaron en mi casa hasta que se hizo de noche, cuando Sanae llego
enseguida se unió al plan para la broma. También al enterarse de que había un
baile y que íbamos a tocar en grupo, decidió que me iba a maquillar, vestir y peinar
como a una muñeca. No sé que saldrá de eso, pero no me hace especial ilusión.
Sobre la broma, aun no os diré nada. Tiene que ser una sorpresa. ¡JÁ y no me
preguntéis que será porque no os lo diré!
Siguiendo con la
historia… me aburría, y mucho.
-Uff… como odio
esto…-pensé en voz alta-ahora que tenía una gran panda de amigos, voy y me hago
un corte que no me deja moverme.
Que silencio se
oye en la casa. Odio el silencio, mejor poner música. Ya que no hay nadie,
puedo subirle el volumen bastante.
No creo que se
quejen los vecinos, hablando de vecinos, ¿en casa de Lys habrá alguien? No
creo… a esta hora todos están haciendo algo, por eso me aburro tanto. ¿Qué
estarán haciendo los demás?
Narra Lenny
Era la hora del
almuerzo y Armin y yo estábamos aislados de la gente en un lugar para nosotros
dos, la azotea del instituto.
-¿Crees que no nos
molestaran aquí?-le pregunte, seguramente las chicas se pondrían a buscarme y
tendría que separarme de él.
-No, enserio,
relájate-me dijo y me dio un beso de esos apasionados que solo él sabe dar.
-Vale, pero si nos
encuentran es culpa tuya.-dije al separarme quedando a pocos centímetros de su
cara.
-¿Qué es lo que
planean que no me dejan estar contigo?-pregunto el curioso. Y es que las chicas
me vigilaban todo el tiempo por si le decía algo a Armin sobre la broma.
-No te lo puedo
decir, si no me colgarían de una cuerda y me matarían-dije yo.-y no es mentira.
-Yo te protegería
entonces-dijo el cogiéndome de la cintura. Me sonroje un poco y le sonreí.
Escuche un estruendo
que venia de la puerta de la azotea, Armin al oírlo también y giro la cabeza
para ver que pasaba. Note como en su cara aparecía una mueca de preocupación y
angustia.
-Lennyyyyyyyyyyyyyy!
¿¡COMO ES QUE NOS IGNORAS Y TE VAS CON EL!?-me grito Beato entrando por la
puerta con las demás chicas.
-Habías dicho que
te quedarías en el pasillo mientras íbamos a por algo de comer…-dijo Hikari con
la mirada baja.
-Yo… esto… ahora
volvía de nuevo al pasillo…-dije y solté una risilla nerviosa.
-Necesitamos otra
mente perversa para esto-dijo Sui sonriendo.
-¿Mente perversa?-pregunto
Armin mirándome, jo, que ojazos tiene.
-Ah… nada…-dije y
otra risilla nerviosa salió de mi boca.
-Venga Lenny
andando que el almuerzo no dura para siempre-dijo Rin cogiéndome del brazo.
-¡Bien! ¡Un
secuestro!-dijo Eli mientras me llevaban a la salida. Yo me gire y le pedí
perdón con la mirada a mi chico de ojos azules. Armin asintió con la cabeza y
señalo su teléfono, supongo que me llamara luego.
-Que malas sois
chicas-les dije mirándolas.
-Así somos,
¡quiérenos o muere!-dijo Nicol, a lo que todas reímos.
Fin de la
narración de Lenny
Castiel me enviaba
mensajes al móvil. Que tío, después de pasar casi todos los días conmigo aun me
envía mensajes cada minuto. Todo el tiempo lo mismo: ¿Qué haces?, No te muevas
mucho, ¿Te duele la herida?, No te pongas bruta o te dolerá…
El último fue: Me
voy a entrar ya a clases, aunque mejor me voy a tu casa, o mier** el señor
delegado esta aquí, lo siento, creo que esta vez no me escapo, no te muevas
mucho, hazme caso…
Y un montón de
cosas más, yo habré contestado apenas con tres o cuatro mensajes, además de que
soy lenta escribiendo, siempre me preguntaba lo mismo, así que preferí no
enviarle muchos, que bobo es.
Dejo el teléfono
en la mesa de mi cuarto y me voy a la cocina que tenía hambre, cogí el pan para
hacerme un bocadillo y oigo un ruido en la entrada. Puede que sea Sanae.
Deje lo que estaba
haciendo y me dirigí a la puerta, pero no había nadie.
-Eing? ¿Me lo
habrá parecido?-me dije a mi misma en voz alta.
Al girarme para
volver a la cocina, alguien me tapa la boca y veo quien es… Dylan.
-Vaya pues si que
tienen buen oído los gatos.-dijo aun tapándome la boca.
Me solté
bruscamente, error! Un fuerte dolor me recorrió todo el cuerpo. Quería
mantenerme quieta pero no pude evitar balancearme un poco.
-Vaya ¿aun te
duele gatita?-me dijo acercándose peligrosamente a mi.
-¡Aléjate!-dije
poniendo una mano delante para que no se acercase y la otra en la herida.
-Lo siento, pero
hoy no estoy para aceptar órdenes.
El corte me dolía
a horrores, seré torpe, pero no tenía mas remedio. ¿Qué hago? Me gire y vi el
jarrón que puso Sanae con unas flores que le había dado James. Me recordó la
escena de Castiel en su casa. Por el, tengo que protegerme. Lo siento
hermanita.
Cogí el jarrón y
se lo lance con todas las fuerzas que pude. Por desgracia para mi lo cogió sin
que le pasase nada. Retrocedí unos pasos y él se volvió a acercar dejando el
jarrón donde estaba.
-No quiero jaleos
vale Cami-me dijo. Otra vez yo sin saber que hacer.
-Te he dicho que
no te acerques-dije segura, o al menos eso pienso, estaba bastante nerviosa.
-No, exactamente
has dicho que me alejara…
-¡Es lo mismo!
¡Déjate de tonterías! ¡Vete ya de mi casa Dylan!-le grite
-Lo segundo te lo
acepto, dejémonos de tonterías…-se estaba acercando demasiado, vale Cami, esto
te va a doler, pero le dolerá más a él.
-¡Por
Castiel!-grite y le di una patada en los… ejem! La parte baja de los tíos. Callo
de rodillas al suelo con las dos manos en… bueno eso, ya sabéis.
Intente salir
corriendo pero la mano de Dylan me cogió del tobillo antes de poder dar tres
pasos.
-Buena patada,
pero de esta no te libras-dijo mirándome.
-Si no fuera
porque me hiciste un corte ahora te podrían llamar el jorobado de Notre Dam-le
dije.
-Igual de graciosa
que siempre, ¿eh?
-¿Y ahora te vas a
poner a recordar el pasado?-le dije cortante.
Intente soltarme
el tobillo que el maniaco aun tenia sujeto para que no me fuera, pero sin
ningún resultado, he hecho demasiada fuerza como para poder moverme bien ahora.
Total que seguíamos los dos en el suelo.
-Solo quiero
hablar-dijo.
-Pues las personas
normales, que parece que tú no lo eres, normalmente llaman a la puerta en vez
de entrar a escondidas, además de que no tapan la boca a una chica y menos
después de haberle clavado una navaja, intentado violarla y acosarla.-le solté.
-Vale no cuela
nada, vayamos a la parte que quería desde el principio.
Se acercó a mí
aprovechando que no me podía casi mover y se puso a cuatro patas encima de mí.
-Aunque sé que no
lo parezca… de verdad te quiero.-dijo el
-¿Comes setas del
país de las maravillas?
-¿A que viene eso?
-¡Por que si las
comes de verdad que hacen efecto! ¿¡Eres estupi** o que!? ¡Si un chico quiere a
una chica no se hace lo que me has hecho tú!
-Sé que no es lo
normal, pero es mi forma de ser, aunque no quiera.
-¡Estas enfermo!
¡Quítate de encima mio ya!
-Pues va a ser que
no…
Empezó a besarme
el cuello y yo pataleaba con todas mis fuerzas.
-Estate quieta,
gatita mala.
-¡Ah! ¡Déjame en
paz ya! ¡¿Por qué no te vas a acosar a otra?! ¡Solo déjame en paz! ¡Estaba todo
perfectamente hasta que has llegado tú! ¡¿Por qué no me dejas en paz?!-grite
desesperada. Le mire a esos ojos que una vez me habían enamorada pero que ahora
lo único que me causaban era odio y asco.
Él se quedo
completamente quieto, ¿De verdad han funcionado mis palabras? Retrocedió
dejándome más o menos libre y yo me aleje hasta que toque la pared. Le mire por
si se movía o hacia algún movimiento raro, pero nada. Le mire a la cara que
estaba agachada y vi caer algo brillante al suelo. Una… ¿lágrima?
-Dy-Dylan…-tartamudee
yo.
-Lo siento… yo… me
voy, ya he reaccionado, enserio, te dejare en paz, de una vez…
Me miro a la cara
y yo también a él, estaba llena de lagrimas, de… ¿verdad? Al ver que no me
fiaba empezó a explicar.
-Yo… me obsesione
contigo, eres… la mejor chica que jamás podría tener, pero ya… ya vale, soy un
cerdo, lo se, y mas cosas pero… me arrepiento de todo lo que hice,-le costaba
hablar parecía y siguió- ese día que, bueno, que paso lo que paso… me arrepentí
luego, pero no sabia como arreglarlo, me escape de casa de mi tío… y pues te
busque, hasta que llegue aquí, al verte con ese tío, digo, tu novio. Me
descontrole y paso lo que paso…
Volvió a agachar
la cabeza, yo… ¿que debo hacer? Me levante con ayuda de la pared y Dylan hizo
lo mismo. Parece que dice la verdad…
-Yo…-empecé
diciendo y le puse la mano en el hombro, el seguía con la cabeza
agachada.-Dylan… yo… perdono pero no olvido, ya lo sabes, por favor marchat…
No pude acabar
pues, en un movimiento rápido el rubio me había sujetado por la cintura y había
puesto su cara cerca de la mía.
-Sigues igual de
inocentona, ¿De verdad te has creído todo ese teatro? Así es muy fácil que se
aprovechen de ti.-me dijo el sonriendo.
-¡Era mentira!
-Si gatita, no te
creas todo lo que te dicen con unas lagrimas de cocodrilo.
-¡Suéltame!
¡Suéltame ya! ¡Eres el peor tío que he conocido en mi vida!-le dije todos los
tacos habidos y por haber mientras me intentaba librar de sus brazos con toda
la fuerza que me quedaba.
-Tranquila, no te
haré nada que no te haya hecho ya el pelirrojo.
En ese momento
como un ángel guardián apareció Castiel por la puerta, casi rompiéndola.
-Cami que coñ*
haces que no me respondes los mensaj…-decía Castiel y cuando nos vio se
paro-¿¡QUE CO** LE HACES HIJO DE P***!?
Se puso rojo de la
ira y me quito de su agarre, al tenerlo al frente mi pelirrojo le metió tal
puñetazo que lo dejo medio muerto al rubio maniaco.
Sin poder contener
las lágrimas me eche a llorar.
-Lo ha vuelto a
hacer…-dije sollozando.
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