viernes, 11 de abril de 2014

Capitulo 24



Como todo lo que viene se va, mi soledad paso a ser mi amiga durante un rato. Era martes por la mañana, aun no podía ir al instituto y nadie podía estar conmigo ahora. Muy a mi pesar Castiel, aunque quería saltarse las clases otra vez, se tuvo que ir, porque si faltaba más tiempo lo expulsarían. Los demás también estaban en el instituto, Sanae trabajaba y yo, aunque podía moverme con más facilidad que ayer, no podía del todo y tenía ganas de bailar… Ya bueno, ya sabéis que soy rara, me entran ganas de bailar, lo mismo que de cantar, pero no podía hacer movimientos bruscos.
Sobre ayer… las chicas se quedaron en mi casa hasta que se hizo de noche, cuando Sanae llego enseguida se unió al plan para la broma. También al enterarse de que había un baile y que íbamos a tocar en grupo, decidió que me iba a maquillar, vestir y peinar como a una muñeca. No sé que saldrá de eso, pero no me hace especial ilusión. Sobre la broma, aun no os diré nada. Tiene que ser una sorpresa. ¡JÁ y no me preguntéis que será porque no os lo diré!
Siguiendo con la historia… me aburría, y mucho.
-Uff… como odio esto…-pensé en voz alta-ahora que tenía una gran panda de amigos, voy y me hago un corte que no me deja moverme.
Que silencio se oye en la casa. Odio el silencio, mejor poner música. Ya que no hay nadie, puedo subirle el volumen bastante.
No creo que se quejen los vecinos, hablando de vecinos, ¿en casa de Lys habrá alguien? No creo… a esta hora todos están haciendo algo, por eso me aburro tanto. ¿Qué estarán haciendo los demás?
Narra Lenny
Era la hora del almuerzo y Armin y yo estábamos aislados de la gente en un lugar para nosotros dos, la azotea del instituto.
-¿Crees que no nos molestaran aquí?-le pregunte, seguramente las chicas se pondrían a buscarme y tendría que separarme de él.
-No, enserio, relájate-me dijo y me dio un beso de esos apasionados que solo él sabe dar.
-Vale, pero si nos encuentran es culpa tuya.-dije al separarme quedando a pocos centímetros de su cara.
-¿Qué es lo que planean que no me dejan estar contigo?-pregunto el curioso. Y es que las chicas me vigilaban todo el tiempo por si le decía algo a Armin sobre la broma.
-No te lo puedo decir, si no me colgarían de una cuerda y me matarían-dije yo.-y no es mentira.
-Yo te protegería entonces-dijo el cogiéndome de la cintura. Me sonroje un poco y le sonreí.
Escuche un estruendo que venia de la puerta de la azotea, Armin al oírlo también y giro la cabeza para ver que pasaba. Note como en su cara aparecía una mueca de preocupación y angustia.
-Lennyyyyyyyyyyyyyy! ¿¡COMO ES QUE NOS IGNORAS Y TE VAS CON EL!?-me grito Beato entrando por la puerta con las demás chicas.
-Habías dicho que te quedarías en el pasillo mientras íbamos a por algo de comer…-dijo Hikari con la mirada baja.
-Yo… esto… ahora volvía de nuevo al pasillo…-dije y solté una risilla nerviosa.
-Necesitamos otra mente perversa para esto-dijo Sui sonriendo.
-¿Mente perversa?-pregunto Armin mirándome, jo, que ojazos tiene.
-Ah… nada…-dije y otra risilla nerviosa salió de mi boca.
-Venga Lenny andando que el almuerzo no dura para siempre-dijo Rin cogiéndome del brazo.
-¡Bien! ¡Un secuestro!-dijo Eli mientras me llevaban a la salida. Yo me gire y le pedí perdón con la mirada a mi chico de ojos azules. Armin asintió con la cabeza y señalo su teléfono, supongo que me llamara luego.
-Que malas sois chicas-les dije mirándolas.
-Así somos, ¡quiérenos o muere!-dijo Nicol, a lo que todas reímos.
Fin de la narración de Lenny
Castiel me enviaba mensajes al móvil. Que tío, después de pasar casi todos los días conmigo aun me envía mensajes cada minuto. Todo el tiempo lo mismo: ¿Qué haces?, No te muevas mucho, ¿Te duele la herida?, No te pongas bruta o te dolerá…
El último fue: Me voy a entrar ya a clases, aunque mejor me voy a tu casa, o mier** el señor delegado esta aquí, lo siento, creo que esta vez no me escapo, no te muevas mucho, hazme caso…
Y un montón de cosas más, yo habré contestado apenas con tres o cuatro mensajes, además de que soy lenta escribiendo, siempre me preguntaba lo mismo, así que preferí no enviarle muchos, que bobo es.
Dejo el teléfono en la mesa de mi cuarto y me voy a la cocina que tenía hambre, cogí el pan para hacerme un bocadillo y oigo un ruido en la entrada. Puede que sea Sanae.
Deje lo que estaba haciendo y me dirigí a la puerta, pero no había nadie.
-Eing? ¿Me lo habrá parecido?-me dije a mi misma en voz alta.
Al girarme para volver a la cocina, alguien me tapa la boca y veo quien es… Dylan.
-Vaya pues si que tienen buen oído los gatos.-dijo aun tapándome la boca.
Me solté bruscamente, error! Un fuerte dolor me recorrió todo el cuerpo. Quería mantenerme quieta pero no pude evitar balancearme un poco.
-Vaya ¿aun te duele gatita?-me dijo acercándose peligrosamente a mi.
-¡Aléjate!-dije poniendo una mano delante para que no se acercase y la otra en la herida.
-Lo siento, pero hoy no estoy para aceptar órdenes.
El corte me dolía a horrores, seré torpe, pero no tenía mas remedio. ¿Qué hago? Me gire y vi el jarrón que puso Sanae con unas flores que le había dado James. Me recordó la escena de Castiel en su casa. Por el, tengo que protegerme. Lo siento hermanita.
Cogí el jarrón y se lo lance con todas las fuerzas que pude. Por desgracia para mi lo cogió sin que le pasase nada. Retrocedí unos pasos y él se volvió a acercar dejando el jarrón donde estaba.
-No quiero jaleos vale Cami-me dijo. Otra vez yo sin saber que hacer.
-Te he dicho que no te acerques-dije segura, o al menos eso pienso, estaba bastante nerviosa.
-No, exactamente has dicho que me alejara…
-¡Es lo mismo! ¡Déjate de tonterías! ¡Vete ya de mi casa Dylan!-le grite
-Lo segundo te lo acepto, dejémonos de tonterías…-se estaba acercando demasiado, vale Cami, esto te va a doler, pero le dolerá más a él.
-¡Por Castiel!-grite y le di una patada en los… ejem! La parte baja de los tíos. Callo de rodillas al suelo con las dos manos en… bueno eso, ya sabéis.
Intente salir corriendo pero la mano de Dylan me cogió del tobillo antes de poder dar tres pasos.
-Buena patada, pero de esta no te libras-dijo mirándome.
-Si no fuera porque me hiciste un corte ahora te podrían llamar el jorobado de Notre Dam-le dije.
-Igual de graciosa que siempre, ¿eh?
-¿Y ahora te vas a poner a recordar el pasado?-le dije cortante.
Intente soltarme el tobillo que el maniaco aun tenia sujeto para que no me fuera, pero sin ningún resultado, he hecho demasiada fuerza como para poder moverme bien ahora. Total que seguíamos los dos en el suelo.
-Solo quiero hablar-dijo.
-Pues las personas normales, que parece que tú no lo eres, normalmente llaman a la puerta en vez de entrar a escondidas, además de que no tapan la boca a una chica y menos después de haberle clavado una navaja, intentado violarla y acosarla.-le solté.
-Vale no cuela nada, vayamos a la parte que quería desde el principio.
Se acercó a mí aprovechando que no me podía casi mover y se puso a cuatro patas encima de mí.
-Aunque sé que no lo parezca… de verdad te quiero.-dijo el
-¿Comes setas del país de las maravillas?
-¿A que viene eso?
-¡Por que si las comes de verdad que hacen efecto! ¿¡Eres estupi** o que!? ¡Si un chico quiere a una chica no se hace lo que me has hecho tú!
-Sé que no es lo normal, pero es mi forma de ser, aunque no quiera.
-¡Estas enfermo! ¡Quítate de encima mio ya!
-Pues va a ser que no…
Empezó a besarme el cuello y yo pataleaba con todas mis fuerzas.
-Estate quieta, gatita mala.
-¡Ah! ¡Déjame en paz ya! ¡¿Por qué no te vas a acosar a otra?! ¡Solo déjame en paz! ¡Estaba todo perfectamente hasta que has llegado tú! ¡¿Por qué no me dejas en paz?!-grite desesperada. Le mire a esos ojos que una vez me habían enamorada pero que ahora lo único que me causaban era odio y asco.
Él se quedo completamente quieto, ¿De verdad han funcionado mis palabras? Retrocedió dejándome más o menos libre y yo me aleje hasta que toque la pared. Le mire por si se movía o hacia algún movimiento raro, pero nada. Le mire a la cara que estaba agachada y vi caer algo brillante al suelo. Una… ¿lágrima?
-Dy-Dylan…-tartamudee yo.
-Lo siento… yo… me voy, ya he reaccionado, enserio, te dejare en paz, de una vez…
Me miro a la cara y yo también a él, estaba llena de lagrimas, de… ¿verdad? Al ver que no me fiaba empezó a explicar.
-Yo… me obsesione contigo, eres… la mejor chica que jamás podría tener, pero ya… ya vale, soy un cerdo, lo se, y mas cosas pero… me arrepiento de todo lo que hice,-le costaba hablar parecía y siguió- ese día que, bueno, que paso lo que paso… me arrepentí luego, pero no sabia como arreglarlo, me escape de casa de mi tío… y pues te busque, hasta que llegue aquí, al verte con ese tío, digo, tu novio. Me descontrole y paso lo que paso…
Volvió a agachar la cabeza, yo… ¿que debo hacer? Me levante con ayuda de la pared y Dylan hizo lo mismo. Parece que dice la verdad…
-Yo…-empecé diciendo y le puse la mano en el hombro, el seguía con la cabeza agachada.-Dylan… yo… perdono pero no olvido, ya lo sabes, por favor marchat…
No pude acabar pues, en un movimiento rápido el rubio me había sujetado por la cintura y había puesto su cara cerca de la mía.
-Sigues igual de inocentona, ¿De verdad te has creído todo ese teatro? Así es muy fácil que se aprovechen de ti.-me dijo el sonriendo.
-¡Era mentira!
-Si gatita, no te creas todo lo que te dicen con unas lagrimas de cocodrilo.
-¡Suéltame! ¡Suéltame ya! ¡Eres el peor tío que he conocido en mi vida!-le dije todos los tacos habidos y por haber mientras me intentaba librar de sus brazos con toda la fuerza que me quedaba.
-Tranquila, no te haré nada que no te haya hecho ya el pelirrojo.
En ese momento como un ángel guardián apareció Castiel por la puerta, casi rompiéndola.
-Cami que coñ* haces que no me respondes los mensaj…-decía Castiel y cuando nos vio se paro-¿¡QUE CO** LE HACES HIJO DE P***!?
Se puso rojo de la ira y me quito de su agarre, al tenerlo al frente mi pelirrojo le metió tal puñetazo que lo dejo medio muerto al rubio maniaco.
Sin poder contener las lágrimas me eche a llorar.
-Lo ha vuelto a hacer…-dije sollozando.

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